El banco central de Turquía ha elevado las tasas de interés en 300 puntos básicos, en una decisión de emergencia que busca poner un suelo a la lira en medio de su desplome y recuperar la confianza de los inversores, afectada por las intervenciones del presidente, Tayyip Erdogan.
La entidad, que tenía previsto celebrar su próxima reunión de política monetaria el 7 de junio, anunció un incremento de su tasa de interés de referencia del 13,5% al 16,5%.
Los inversores han estado apostando por la bajada de la divisa turca que ha bajado más de un 20% en lo que va de año y que además ha encadenado una serie de mínimos récord que han obligado al banco a actuar.
"Es el momento de restaurar la credibilidad de la política monetaria y recuperar la confianza del inversor", dijo el viceprimer ministro Mehmet Simsek en Twitter poco antes del anuncio del banco central.
A los inversores les preocupa la política monetaria, sobre todo después de que el primer ministro Erdogan, un autodenominado "enemigo de las tasas de interés", dijera la semana pasada que espera ejercer un mayor control monetario tras las elecciones que se celebrarán el 24 de junio.
Los inversores temen un recalentamiento de la economía turca con una inflación actual de alrededor del 10% y también que las deudas en dividas extranjeras de numerosas compañías no puedan pagarse.