Asistir a la Super Bowl no es fácil ni barato. Se trata de uno de los eventos deportivos más vistos año tras año y, por tanto, ese pequeño trozo de papel que nos permite el acceso al estadio es cada vez más difícil de conseguir.
Adquirir entradas para la Super Bowl se convierte en toda una hazaña porque no existe una forma directa de comprarlas. Una de las opciones es inscribirse en una lotería que realiza todos los años la NFL, que sortea 500 entradas para el evento. Si no tenemos suerte, podemos probar en los sorteos que realizan los propios equipos participantes o adquirir los tickets a través de compañías de viajes.
Pero si no lo conseguimos mediante ninguna de estas vías, no nos quedaría más remedio que acudir a la reventa de entradas. Y ahí es cuando nos topamos con otro problema: el precio. Y es que ahora mismo el precio medio de una entrada para el primer partido de la Super Bowl de este año, que tendrá lugar el próximo 7 de febrero, ronda los 5.000 dólares, según el rastreador de precios SeatGeek.
Sin embargo, la entrada no es el único gasto previsto para la Super Bowl. Personas de todo el mundo asisten cada año al evento deportivo y necesitan también alojamiento. Pero la demanda es muy elevada. De hecho, la búsqueda de hospedaje este año es hasta tres veces mayor que el año pasado, según Airbnb.
Por el momento hay más de 6000 alojamientos disponibles para asistir a la Super Bowl. Hasta hace poco, las reservas en las ciudades de San José y Santa Clara rondaban los 220 dólares la noche. Ahora, el precio medio en ambas ha subido hasta los 360 dólares por noche.
Como dato curioso, los mayores picos en reservas provienen de personas que viajan desde Phoenix, Denver y Charlotte, de lo que se deduce que los fans de sus equipos se muestran bastante optimistas de cara a llegar a la final.