La propuesta de reforma fiscal del Senado retrasa el recorte en los impuestos a las empresas hasta 2019, lo que contrasta con la reducción inmediata del 35% al 20% que quería el presidente estadounidense, Donald Trump, y la Cámara de Representantes. El plan presentado por el Comité de Finanzas del Senado cuenta con diferencias respecto la propuesta legislativa iniciada en paralelo por la Cámara de Representantes. Como consecuencia, se prevén unas semanas agitadas de debate en el seno del propio partido republicano, que tiene mayoría en ambas cámaras.
La propuesta del Senado mantiene los actuales siete tramos de impuestos de la renta individual, frente a la propuesta de cuatro de la Cámara, y reduce el tipo máximo al 38,5% frente al 39,6%. Por otro lado, incluye la controvertida supresión total de deducciones de impuestos locales y estatales, comparado con el plan de la Cámara de permitir una deducción de hasta 10.000 dólares.
Además, mantiene en 1 millón de dólares el tope de una popular deducción de intereses hipotecarios a la que se acogen millones de propietarios de viviendas, frente a los 500.000 dólares planeados por la Cámara de Representantes. Donde no hay desacuerdo entre ambas cámaras es en aumentar las deducciones fiscales por hijo de 1.000 a 1.600 dólares.
Aunque los republicanos están de acuerdo con la bajada de impuestos, el principal escollo es que el plan de Trump, quien quiere tener lista la reforma para Navidad, implica un aumento del déficit presupuestario de 1,5 billones de dólares en la próxima década, y muchos de ellos se oponen a cualquier incremento del endeudamiento federal.