El acuerdo comercial definitivo entre Estados Unidos y China parece que está cada vez más cerca. El viceprimer ministro, Liu He, ya se encuentra en Washington para continuar con la ronda iniciada en Pekín la semana pasada. “En la negociación, tanto China como Estados Unidos, están jugando de forma inteligente”, considera Santiago Carbó, director de Estudios Financieros de Funcas. Sin embargo, Carbó sitúa una fecha clave en el horizonte: noviembre de 2020, la reelección del presidente Trump. “La duda es que la administración americana vuelva a hacer uso del populismo de cara a las elecciones”, sentencia.
Parece que el 2020 promete. La Organización Mundial de Comercio cree que el año que viene se podrían recuperar los ritmos de crecimiento y en el comercio volver al ritmo del 3%. “Es evidente que si ahora los tipos de interés no suben, hay efectos financieros para los ahorradores, pero, también es cierto, deja cierto margen para que evitemos la recesión”, reflexiona.
Santiago Carbó considera que la clave es evitar la recesión, aunque dice no comprender este miedo ya que no hay datos alarmantes. “Estamos preocupados por el nivel de deuda, por la canalización de parte de los préstamos fuera del sistema bancario, por China que está absorbiendo las consecuencias de una burbuja inmobiliaria… Pero de ahí a recesión, no lo veo”, considera Carbó.
Eso sí, estamos en un periodo de desaceleración, tal y como se ha reflejado en el comercio y en los sectores exteriores de muchos países. “Hay que poner en marcha la maquinaria para que España vuelva a la senda del 3% de crecimiento”, aunque Carbó no es muy optimista, ya que en el debate preelectoral no se trata realmente el fondo de la actividad productiva. “Este país necesita mucha más digitalización, así como reforzar la innovación desde el ámbito privado, pero también, con cierto apoyo público. Además, de una estrategia firme”, argumenta Carbó. Porque sin estos pilares no tendremos un crecimiento firme y “dependeremos de otros vientos”, de factores ajenos como el turismo.
En este contexto, se notan las reacciones de los bancos centrales, que notan cada vez más la presión para rebajar los tipos de interés. Santiago Carbó considera que mantener los tipos tan bajos y encima, alargar la facilidad de depósito con tipos negativos, era muy perjudicial para el sector. “En su momento se planteó para que los bancos prestaran, pero ahora que el mercado de créditos ha aumentado, no tiene sentido penalizar tan excesivamente a las entidades”, añade.
Carbó habla de recalibrar toda la política monetaria para tener unos bancos rentables, que últimamente están tendiendo a la concentración para lograr mantenerse. “Si no puedes reducir capacidad, no es una fusión con valor”, opina Carbó que teme el nivel de competencia que resulta de estas estrategias y sus consecuencias para los consumidores. Además, considera que el objetivo clave ahora para los bancos es preparase bien para la digitalización.