Ramón Tamames, catedrático de Estructura Económica, ha presentado una serie de reflexiones y propuestas, como parte de un análisis sobre los efectos económicos y sociales de la pandemia. Algunas claves a tener en cuenta para salir de esta crisis pasan por saber cómo gestionar y encajar que nuestro país pida un rescate europeo. "No hay que ponerle remilgos".
El economista da por hecho que España tendrá que pedir ayuda europea, pero asegura que se debe desestigmatizar, "ya no vendrán los hombres de negro, porque la Troika ya no existe".
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Ese análisis se organiza en cuatro puntos: sanidad, ya que habrá que analizar el impacto real de la pandemia desde el punto de vista sanitario; economía, el epígrafe más extenso, en el que explica que hay que analizar al detalle de dónde partimos y qué necesidades tendremos para la reconstrucción económica.
También habla sobre el estado del bienestar, que tendrá que ser revisado dados los elevados costes que suponen por ejemplo las pensiones o que conllevará la renta mínima y por último habla también del papel de la Unión Europea.
Analizar necesidades y estudiar posibles recursos
Ramón Tamames explica que, desde el punto de vista económico, es necesario analizar en profundidad cuáles van a ser las necesidades reales de los distintos sectores, que se han visto golpeados de diferente manera. La peor parte se la está llevando el ocio y el turismo, pero hay otros también muy afectados.
Y en ese punto, establecer con qué recursos se cuenta, y hacer un plan a largo plazo, para los próximos 4 años. En este sentido, también dice que hay que contar con un posible rescate.
En su escrito, el economista también recoge que entre las previsiones más relevantes hechas hasta mayo por el Gobierno, se ha calculado que los ingresos públicos (incluida la Seguridad Social) se reducirán en 25.700 millones de euros, un 5,4 por ciento sobre 2019, cuando fueron de 471.000 millones de euros, por las medidas de confinamiento y el parón económico.
Por el contrario, hay una fuerte expansión del gasto público previsible para 2020, hasta en un 35 por 100 del PIB estimado de 2019. "En otras palabras, el gasto se dispararía hasta unos 627.300 millones de euros".
También recoge que el déficit de ingresos/pagos será del 31,14 por 100, que en términos de PIB sería del 15 por 100 aproximadamente.
En todo caso, señala que se debe construir un cuadro más detallado. El escenario debe completarse con el PIB por subsectores productivos de bienes y servicios: industrias principales (automóvil, bienes de equipo) y servicios, como transporte, hostelería y otras ramas. Cada una de las cuales tendrá un ritmo distinto de recuperación, así como necesitará medidas de apoyo diferentes.
Una vez se tenga esto claro, se debería establecer el plan de actuación, "para lo cual habríamos de apartarnos ya de cualquier idea presupuestaria convencional, para ir a un presupuesto extraordinario y deslizante de cuatro años (2020 a 2023)", explica el experto.
Más flexibilidad y agilidad
Ramón Tamames hace también un análisis de las medidas que ya ha adoptado el ejecutivo. Las principales serían los ERTE, para evitar los despidos masivos y los créditos del ICO, para dotar de liquidez a las empresas.
Sobre los créditos avalados por el ICO, considera que cuentan con la necesaria flexibilidad, ni se están aplicando tipos de interés lo más bajo posible. "Sería necesario, pues, cambiar esa situación, agilizando trámites, y abaratar el precio del dinero".
Y además apunta que tampoco se está gestionando con suficiente diligencia el caso de los ERTE, "puesto que a muchos beneficiarios de los mismos aún no les han llegado las prestaciones del paro en el mes de mayo".
Además explica que habría que prever cuánto paro puede originarse al final de los ERTE, por la incapacidad de las empresas por mantener sus nóminas anteriores a la crisis.
Ayuda europea
En clave europea, habrá que esperar también a ver qué concluye el Eurogrupo, qué ayudas se aprueban, y cómo se concreta la propuesta franco-alemana de Emmanuel Macron y Angela Merkel.
Sobre cualquier tipo de ayuda que pueda recibir nuestro país, Tamames señala que "bienvenida sea para programas de sanidad e inversión". También explica que hay que utilizar los recursos que nos facilite el Banco Europeo de Inversiones, el BEI.
Europa también cuenta con la ayuda del BCE, que puede inyectar liquidez a los bancos, comprar bonos corporativos de grandes compañías en el mercado secundario y comprar deuda pública de los Estados del Eurogrupo.
Pero concluye que lo que hay que tener claro son los recursos con los que contamos y sus aplicaciones. "Nadie sabe qué previsión tenemos de recursos necesarios ni qué aplicaciones deben hacerse".
En su planteamiento, señala además que la reconstrucción debería consensuarse con o al menos escuchar, a la CEOE y Cepyme, a CC.OO., UGT y otras fuerzas sindicales, así como a otras instituciones y organismos, además de impulsar la cooperación público-privada.