"Estado de emergencia económica" así lo ha llamado el presidente galo, François Hollande. Francia ha lanzado hoy una nueva batería de medidas para favorecer el empleo y la competitividad de las empresas, con dos puntos clave: la formación de los parados y el establecimiento de un tope a las indemnizaciones.
El Gobierno francés destinará más de 2.000 millones de euros en esa búsqueda de "un crecimiento más robusto". Y es que, según Hollande, "la única cuestión que importa más allá de la seguridad de los franceses es el trabajo". Con una tasa de paro superior al 10%, el dirigente considera que "frente al desorden del mundo y a una coyuntura económica incierta y un desempleo persistente, hay también que proclamar un estado de urgencia económica y social".
La mitad de ese presupuesto, conseguido con medidas de ahorro y sin aumento de impuestos, financiará un plan de formación adicional para 500.000 parados, el doble que en 2015, sobre todo en el sector digital y para la transición energética.
Entre estas medidas destaca la fijación de topes en la indemnización por despido improcedente. Fue lanzada el pasado junio, pero el Consejo Constitucional la censuró porque la compensación no era igual para todos, sino mayor para los trabajadores de las grandes empresas.
El plan profundiza también en las ayudas a la contratación. Toda compañía de menos de 250 empleados que contrate a un parado de forma temporal o indefinida obtendrá una prima anual de 2.000 euros durante dos años.
En su último año de mandato antes de las presidenciales de 2017 el empleo centra la acción del Ejecutivo. Según ha destacado él mismo en varias ocasiones, el éxito económico y, sobre todo, en la lucha contra el paro, determinará si se presenta. Tiene un año y medio para conseguir sus objetivos.