La agencia de calificación de riesgos Moody's prevé que el precio de la vivienda suba en España desde este año y hasta 2019 un 4,7 % cada año. Prevé que repercuta positivamente en los balances de los bancos y en el comportamiento de las titulizaciones hipotecarias.
Estas son las principales conclusiones de un informe sobre el sector en España elaborado por el analista Antonio Tena. Aunque matiza que tan importante es el precio de venta como el número de unidades vendidas.
La agencia señala que si el PIB crece a un ritmo inferior al actual, será suficiente para sostener la recuperación del precio de la vivienda.
El analista, Antonio Tena, insiste en que es preciso "disociar" el precio de venta del número de operaciones, ya que aunque se va reduciendo el volumen de inmuebles lo cierto es que la vivienda nueva, "la vivienda sin estrenar", puntualiza Tena, "pues algunas datan de 2006 y 2007 y siguen sin venderse", representa ahora apenas el 10 % de las operaciones, muy lejos de los niveles precrisis, cuando nuevas y usadas se repartían el mercado al 50 %.
Descarta riesgo de un "sobrecalentamiento" del mercado hipotecario, señala Tena, ni tampoco de que se produzca una burbuja hipotecaria, ya que por cada cuatro euros que se concedían en 2007 hoy se asigna un euro para este fin.
Los bancos son ahora mucho más restrictivos a la hora de conceder una hipoteca, aclara Tena, añade que es preciso distinguir entre la concesión de hipotecas y la venta de viviendas; en 2007 se daban más hipotecas que viviendas se vendían, en tanto que en 2016 el número de ventas es muy superior al de hipotecas.
La venta de viviendas crece de manera sostenida entorno a un 14 % anual, pero aún representa la mitad de lo que se vendía en 2007. Los datos que maneja Moody's muestran que en ninguna ciudad de más de 200.000 habitantes desciende la venta de casas, y que Madrid y Barcelona -y las localidades limítrofes-, así como el arco mediterráneo concentran la mayor parte de las operaciones.
Otro indicador positivo, destaca Tena, es que ha subido la edad media del solicitante de una hipoteca, que en 2007 era de 34 años y en 2017 ya ha subido a 38, un perfil con mayor capacidad de ahorro y de financiación.
Asimismo, se han reducido los plazos de pago, que en 2006 eran de unos ocho años y ahora son alrededor de cinco; todo ello repercutirá positivamente en los balances de los bancos y en su riesgo de crédito, así como en la tasa de morosidad.
En cuanto a la proliferación en el último año de hipotecas a tipos fijos, una "rareza" en España, el analista de Moody's José de León explica: "No está claro si es o no mejor, y para quién", que las entidades financieras ofrezcan o no este tipo de condiciones.