Es difícil negarle a Nayib Bukele que tenga el apoyo mayoritario del pueblo salvadoreño. El Presidente más popular de América Latina según las encuestas, que ha conseguido mantener a raya a las bandas, se enfrenta a un nuevo desafío, lograr un crecimiento económico sostenible. Su primer mandato se ha sostenido sobre la seguridad. Ahora, el Presidente ha prometido un “periodo de prosperidad económica” que las perspectivas no muestran.
El carismático político salvadoreño que ha basado su Gobierno en reforzar la seguridad del país se enfrenta a un nuevo desafío, reflotar la economía
Datos preocupantes
El coste de la cesta de la compra se ha incrementado un 30% en los últimos tres años, mientras que el salario mínimo se ha quedado en un repunte del 20%. Más de 1 de cada 3 salvadoreños vive en la pobreza, y uno de cada diez en la pobreza extrema según la Comisión Económica para América Latina.
La deuda pública se sitúa en el 80% del PIB y negocia con el FMI un préstamos de 1.300 millones de dólares.
El experimento Bitcóin
Para solventar el problema, en 2021 Nayib Bukele hizo una apuesta por el Bitcóin que nunca funcionó. El Salvador comenzó entonces a aceptar este criptoactivo como moneda de curso legal, y lanzó Chivo Wallet, su propia billetera electrónica. ¿Los objetivos? Dejar de depender del dólar, corregir su alto porcentaje de población no bancarizada y facilitar que sus emigrantes enviasen dinero a su familia, las conocidas remesas que suponen entre el 20% y el 25% del PIB.
¿El resultado? El valor del Bitcóin ha caído, ha dibujado más incertidumbre en el futuro del país y las dudas persisten. Solo uno de cada cinco salvadoreños hacía uso de Chivo Wallet.
Según su Instituto Universitario de Opinión Pública, a finales de 2022 solo el 24% de la población había usado Bitcoin para comprar o hacer pagos, el 77% consideraba que el gobierno no debía seguir gastando dinero público en Bitcóin y el 66% consideraba un fracaso su aprobación.