Semana esta que cerramos de desencuentros a altas horas de la noche, de masacres indiscriminadas (y no solo, aunque también, por Ucrania); de explicaciones que poco aclaran y de mentiras boomerang junto a varias declaraciones bastante desafortunadas.
Escucha el resumen semanal completo en este podcast de El Balance:
Semana de masacres indiscriminadas (y no solo, aunque también, por Ucrania); de explicaciones que poco aclaran y de mentiras boomerang junto a varias declaraciones bastante desafortunadas
Alocución presidencial y empezamos por el final. Por las más de 12 horas que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, estuvo hablando en el atril del Congreso de los Diputados.
Palabras y palabras para tratar de soslayar que la hasta hace unos días superespía, la hasta hace unos días directora del Centro Nacional de Inteligencia, Paz Esteban, debió nformarle puntualmente sobre los resultados del espionaje con el software Pegasus a 18 líderes independentistas.
Entre ellos, el actual president de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonés, a quien nada de lo que dijo Sánchez este jueves en el Congreso le valió.
La Cámara Baja ha tenido esta semana un movimiento inusual porque desde el pleno monográfico donde la secretaria general del Partido Popular, Cuca Gamarra, se apoltronó en su posición a la contra y la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas pues haciendo lo que podía con un grupo parlamentario que ya poco pinta en una esfera pública que al albur de los extremos se lo han comido.
Pero es que como Sánchez iba a este pleno monográfico sobre Pegasus y se fue por las de Villadiego, con la corrupción del Partido Popular, él hizo su trabajo. Llegó al atril con novedades. Cambios en la ley de espías, la del CNI, de 2002, para aumentar los controles judiciales e internos en los servicios de inteligencia españoles y garantizar que se disipan todas las sospechas sobre ellos en línea con lo que le ha reclamado el PNV, Aitor Esteban.
Además se quieren agilizar los tiempos para la nueva ley de secretos oficiales en el próximo periodo de sesiones y que se desclasificarán las autorizaciones de espionajes que pida la Audiencia Nacional.
Igualdad al Congreso
Pero todo quedó empañado por la luz verde parlamentaria, con el apoyo de algunos de los independentistas espiados, a la nueva Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual. No hay resquicio para interpretaciones: solo un sí significa un sí.
Ese lema, nacido en España hace seis años tras la violación múltiple de La Manada, ha sido repetido desde entonces en carteles, en paredes, en calles y redes sociales por cientos de miles de mujeres.
Norma en la que quedan plasmadas las reivindicaciones feministas y cambia el paradigma de la violencia sexual: en el centro ya no estará cómo respondan o cuánto se resistan las mujeres a una agresión, sino su voluntad. El consentimiento, libre y expresado claramente, se convierte en el eje del tratamiento de la violencia sexual. Y ahora queda la tramitación en el Senado.
Entre lenguas cooficiales
Y luego la tercera en discordia, la polémica ley audiovisual (que, sobre el papel, nos permitirá conocer más productos en lenguas cooficiales como la catalana que tenemos de fondo) y que sale adelante con el PSOE en solitario y las abstenciones de Partido Popular y Podemos. Irritó a algunos aliados. A otros, directamente, los perdió por el camino.
La reforma obliga por primera vez a las grandes compañías de streaming como Netflix o Disney + a destinar el 5% de sus ingresos generados en España a financiar obras audiovisuales europeas, algo que ya cumplen las cadenas privadas.
Preguntas sin respuestas
Explicaciones, pero explicaciones, ¿de qué? Como nos decía el pasado fin de semana desde su coche (que no era un Seat) entrando en el Palacio de la Zarzuela para ver su hijo.
De momento, mantiene el silencio. ¿Explicaciones?
¿Para qué quieres saber eso? Jaja, saludos. Después de dos años sin pasar por España por haber salido pitando hacia Abu Dabi porque aquí la opinión pública se lo comía por evadir impuestos y pagar rentas en el extranjero. Pues después de dos años entre el sol y a 50º a la sobra, el monarca se ríe y considera que no debe rendir cuentas a pesar de los escándalos de corrupción de los que se ha librado por gozar de inviolabilidad.
La reunión fue laaaarga en lo que, según nos dice Casa Real, sonaron más grillos que abrazos emotivos partenofiliales.
En la comida, fueron nueve los comensales que se sentaron a la mesa. Entre ellos estaba la reina Sofía, que no se quitó la mascarilla porque estaba contagiada de COVID-19, lo que evitó el abrazo con Juan Carlos.
El emérito estuvo con su familia hasta las 11 de la noche, cuando puso rumbo, de nuevo a Abu Dabi. Y hasta aquí podemos leer. Pero oye, que al presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoó, todo esto le parece de lo más normal.
Aunque el Gobierno considera que ha perdido la oportunidad que se le brindaba de dar explicaciones. Isabel Rodríguez.