2019 pone fin al programa de compra de bonos impulsado por el BCE hace cuatro años para frenar la crisis de deuda de la eurozona. La institución de Frankfurt comienza el drenaje de su QE, que ha inyectado 2,6 billones de euros a los mercados europeos, con reinversiones en los bonos de la eurozona que venzan, pero sin comprar nuevos activos.
Finaliza una era de la política monetaria europea y los bancos piden volver cuanto antes a la normalidad. “Estamos en una situación de clara excepcionalidad en política monetaria, con tipos de interés negativo, es un sindiós difícil de entender que provoca distorsiones en el funcionamiento de los mercados financieros y las decisiones de los agentes económicos”, critica en Conexión Bruselas, José Luis Martínez Campuzano, portavoz de la Asociación Española de Banca (AEB).
En su última reunión de diciembre, el BCE no puso fecha para un endurecimiento de sus tipos de interés. Los de referencia están en el 0%, Frankfurt cobra a los bancos un 0,4% por el exceso de sus reservas a un día, la facilidad marginal de depósito, y les seguirá prestando a un día al 0,25% mediante la facilidad marginal de crédito. Martínez Campuzano pide a la política monetaria “tranquilidad y normalidad, para cumplir el objetivo de financiar a familias y empresas, para que los bancos puedan diseñar su estrategia”.
El sector bancario europeo espera cuanto antes esta normalización monetaria en la eurozona. Fue su Carta a los Reyes Magos en Conexión Bruselas, el programa realizado por Capital Radio desde el Parlamento Europeo. Otra de las peticiones de la AEB y la Federación Bancaria Europea (EBF) es completar la Unión Bancaria, una tarea inacabada que heredará la próxima Comisión Europea. Será a la vuelta del verano, tras unas elecciones comunitarias protagonizadas por la lucha encarnizada entre una visión renacionalizadora de la UE, como piden los gobiernos de Italia, Polonia o Hungría, y los defensores de mayor integración, con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, a la cabeza.
“Faltaría lo que es un fondo común de depósitos, el EDIS, para que la Unión Bancaria sea estable, para reforzar la confianza y la estabilidad del sector europeo, lo consideramos muy importante a medio y largo plazo y si fuese a corto plazo mejor”, pide Martínez Campuzano.
Gonzalo Gasós, responsable de Regulación Bancaria de EBF, comparte la necesidad de cerrar este capítulo. Alemania, Austria, Finlandia o los Países Bajos recelan de la estabilidad financieros de sectores como el italiano, el portugués o el español y piden más esfuerzos en la reducción de la morosidad antes de dar el visto bueno al EDIS. “No hay un bloqueo, pero hay dudas en algunos países, pero creo que hay una determinación clara para completar la Unión Bancaria y el EDIS es el tercer estadio, un proceso muy ambicioso”, explica Gasós para Conexión Bruselas.
Un tercer problema que afecta al sector bancario es la irrupción de nuevos actores financieros, las plataformas fintech que ya ofrecen créditos pequeños y rivalizan con la banca tradicional. Una situación planteada por Juan Ignacio Navas, del bufete Navas & Cusí en Conexión Bruselas. “Son el gran riesgo y peligro, no tienen regulación y campan a sus anchas”, señala el abogado que pregunta sobre “el tipo de control efectivo que se pedirá a las instituciones europeas para estas plataformas”.
La legislación bancaria es muy restrictiva para el sector, pero no está actualizada a esta nueva realidad digital y tecnológica. Desde la EBF, Gonzalo Gasós, lo reconoce abiertamente. “Las mismas actividades bancarias se están desarrollando fuera del sector sin regulación y sin supervisión”. Será otro de los retos de la próxima legislatura comunitaria, “garantizar que las condiciones de competencia sean equivalentes para bancos y otras compañías sin licencia bancaria que ofrecen servicios similares”, señalan desde la EBF.
“La misma actividad desarrollada debe tener la misma regulación y supervisión”, insiste Martínez Campuzano de la AEB, “la nueva competencia debe estar sujeta a las mismas normas exigentes de los bancos. Es importante que las autoridades [comunitarias] apoyen la innovación, pero bajo un terreno justo”.
Más regulación en un contexto de digitalización imparable de la economía, donde la futura UE a 27 debe competir contra la pujanza tecnológica de Asia o Estados Unidos. “Hay que hacer un filtrado de estas plataformas porque el perjudicado es el país, el banco y el consumidor”, señala Juan Ignacio Navas, que pide a nivel europeo “una concienciación de la sociedad y de las regulaciones digitales”.
Los bancos europeos tienen como objetivo impulsar la transición digital en la que están inmersos para ofrecer sus servicios en cualquier medio y poder competir con estos nuevos actores. “Estamos en un proceso que empezó hace bastante tiempo y que ahora se está acelerando, es la nueva realidad de mercado”, reconoce el jefe de regulación bancaria de la EBF.