En septiembre, la OPEP acordó cerrar la producción en torno a los 32’5 y 33 millones de barriles diarios, frente a los 33’6 millones actuales. El objetivo: apuntalar los precios del petróleo, que han caído a la mitad desde mediados de 2014. Ahora se espera que la reunión de este miércoles selle ese acuerdo.
Sin embargo, algunos países no están del todo convencidos: Iraq e Irán, dos de los mayores productores de la OPEP, tienen sus dudas sobre la mecánica de las reducciones de la producción, mientras que Arabia Saudí muestra su preocupación por la intención de Rusia de recortar el bombeo en vez de congelar la producción.
Arabia Saudí, de hecho, es uno de los actores clave y el que manda más mensajes contradictorios. Porque aunque está en lucha con países como Iraq o Irán para que se sumen al acuerdo, afirma al mismo tiempo que el recorte podría ser innecesario y que la producción podría equilibrarse con un incremento de la demanda. La decisión está en el aire.