A Turquía se le acumulan los problemas: una inflación que crece a doble dígito con un banco central reacio a subir los tipos de interés para controlar los precios porque Recep Tayip Erdogan no quiere tipos más altos, un elevado déficit por cuenta corriente y mucho endeudamiento de empresas nacionales en moneda extranjera, empresas, que por cierto en muchos casos, no han cubierto el riesgo divisa mientras el dólar no para de subir frente a la lira.
A este problema sumemos el arancelario. Porque tras la imposición de aranceles por parte de Trump al acero y aluminio europeo, medida que afecta a Turquía por el tratado especial de comercio que mantiene con la Unión Europea, el país de Erdogan impuso aranceles a productos estadounidenses. Medida a la que estados Unidos quiere responder de la misma manera, por lo que productos turcos por importe de 1.700 millones de dólares verían restringida su entrada en el mercado estadounidense.
Los analistas atribuyen esta tensión a la imagen de inseguridad política del país, agravada el hecho de que tras las elecciones de junio se le ha dado al presidente Recep Tayyip Erdogan poder casi absoluto.
Para analizar la situación de Turquía, ha estado Felipe López Gálvez, de Selfbank. Puedes escuchar el podcast aquí.