Les caracteriza su profunda curiosidad, son líderes antidisruptivos por excelencia, "evoluciona, no revoluciona y los que le rodean pueden seguir fácilmente sus razonamientos", a diferencia del jefe Einstein, del que hace unas semanas hablaba Reina en Mercado Abierto.
El jefe Einstein es perfeccionista y un trabajador nato. "Su problema es que espera que los demás sean también perfeccionistas, por eso cae con facilidad en la microgestión, que es una de las características de los jefes más odiadas por sus empleados", señala el director de investigación de Gartner.
Entre sus puntos negativos: corre el riesgo de ser una fuente de datos fría y no preocuparse por las emociones y siempre piensa que el resultado podría haber sido mejor.