Los dos partidos mayoritarios querían, a toda costa, que las cuentas para el próximo año recogieran sus exigencias y eso necesita un mayor gasto público. Estas líneas rojas eran el denominado "salario de ciudadanía" y el impuesto único.
El profesor de Economía en la universidad de Bocconi en Milán, Vincenzo Galasso, cree que la decisión del Gobierno pasará factura a un país cuyo discurso político y económico está marcado por el populismo en estos momentos.
Ese salario supondrá conceder unos 780 euros mensuales a las franjas más pobres y a los jóvenes desocupados, tal y como prometió su partido durante la campaña electoral.
En las redes sociales el vicepresidente y líder de la Liga, Luigi Di Maio, ha señalado que son las cuentas del cambio y que es un momento histórico para el país. El otro vicepresidente, Mateo Salvini, ha acusado de irresponsabilidad al ministro de Economía y ha señalado que "a lo mejor tenemos que buscar un nuevo ministro".
El acuerdo es una mala noticia para la Comisión Europea que esperaba que que Italia mantuviese en un nivel bastante contenido su déficit estructural y que, sobre todo, anunciase ya medidas para empezar a reducir la enorme deuda pública que ya supera el 130% del PIB, la segunda más alta de la Eurozona después de la de Grecia, una cantidad que los expertos consideran uno de los mayores peligros para la estabilidad del euro.