Estamos ante un panorama global de crecimiento anémico y más vulnerable. Es España los datos de actividad apuntan a que durante el cierre del año pasado y el inicio de 2016 se mantiene las tasas de crecimiento, la recuperación continúa pero podría verse empañada por varios riesgos. El primero la incertidumbre política, que podría traer consecuencias en el consumo e inversión de las familias.
En concreto, las dudas podrían restar más de un punto y medio al PIB en 2016 y 2017 si se mantiene durante los próximos seis meses. Si la situación se prolonga seis meses, el objetivo de déficit se podría desviar en un 0,6 por ciento del PIB en 2016. (cierra 2015 con saldo negativo del -4,8)
Mientras que el Gobierno estima un crecimiento del 3% para 2016 y un 2,9% para 2017, BBVA apunta a un 2,7% de crecimiento para los próximos dos años gracias en parte a la política monetaria de los bancos centrales y a la caída del precio del petróleo, que podría aportar algo más de un punto al crecimiento en el próximo bienio.
El segundo riesgo es la volatilidad en los mercados de capitales consecuencia de un aumento de la incertidumbre sobre los posibles efectos que pueda tener la caída del precio del petróleo en algunas partes de la economía mundial y sobre todo del aumento de probabilidad de escenarios de riesgo, los más importante para la entidad: el parón de crecimiento en EEUU, China y el ajuste en los países emergentes.
A pesar de los riesgos, España podría crear 1 millón de puestos de trabajo hasta 2017 al reducirse la tasa de paro hasta el 17%, crece la renta disponible pero el gasto de los hogares crece menos en el cuarto trimestre. Al otro lado, mejora la competitividad y las exportaciones de las empresas españolas.