En cualquier caso, Rafael Correa se marcha y, tras una década en el cargo, deja un país menos empobrecido, con mayores inversiones en infraestructuras, educación y gasto social. El Editor del Informe Semanal de Política Exterior, Luis Esteban Manrique, destaca que tras la inacción de muchos Gobiernos, “Correa ha podido gobernar” y sus medidas se han visto apoyadas por el precio del petróleo, cuyos ingresos suponen un 30% del PIB del país.
Sin embargo, el mandatario saliente no está exento de críticas. Correa deja la presidencia salpicado por la corrupción, con críticas por sus “gestos autoritarios y sectarios”, además de una economía tambaleante que en los últimos dos años se ha visto lastrada por la caída de los precios del crudo. La recuperación de los mismos desde hace un semestre favorecerá cierta mejoría en las cifras macroeconómicas de un país que también se ve muy afectado por la fortaleza del dólar estadounidense. A finales de los años noventa Ecuador abandonó el Sucre como divisa después de que se devaluara a niveles antes nunca vistos, en medio de una grave crisis económica y política, y adoptó como moneda la estadounidense. Desde entonces la economía ecuatoriana está ligada a los vaivenes del dólar, cuya fortaleza en los últimos meses lastra las exportaciones de “la economía dolarizada más grande de latinoamérica”.