España quiere convertirse en el gran ecosistema fintech de Europa y hacer de Madrid la gran capital del sector. El problema está en que quizás ya llegamos demasiado tarde.
El sector fintech necesita una regulación clara para que sus modelos de negocio puedan prosperar. Y ése es el objetivo del sandbox anunciado por el Consejo de Ministros.
¿Qué es un sandbox?
Significa caja de arena en inglés y hace referencia al espacio en el que los niños pueden jugar en un entorno seguro controlado por padres. Si lo traducimos a fintech, sería un espacio en el que las fintech puedan probar sus innovaciones de forma regulada.
Se trata de un proyecto de ley aplaudido por el sector, ya que puede tener un impacto muy positivo en España. En el caso concreto de Madrid, "supondrá un importante polo de atracción de empresas", según Miguel Ángel Redondo, concejal de Economía, Innovación y Empleo del Ayuntamiento de Madrid.
La propuesta existe desde 2017. Pero su aprobación se ha retrasado hasta tal punto que algunos expertos consideran que ya llegamos tarde. "Al final siempre hay una excusa para que Madrid no pueda liderar", lamenta Antonio Cantalapiedra, CEO de la fintech Woonivers.
Y como España ha perdido tanto tiempo entre elecciones y formar un Gobierno definitivo, el temor es que en algún momento llegue una multinacional extranjera y nos saque del terreno de juego. Porque en otros países avanzados como en EEUU, las startups tienen "un reconocimiento diferencial desde el punto de vista legal y tributario que en España no existe", como señala Cantalapiedra.
Así pretenden liderar las fintech
Por un lado, se centran en crear valor. Y la palanca diferencial está en el cliente. El cliente tiene que ser el centro de toda esa cadena de valor. Hay que darle un mejor servicio y más personalizado. La tecnología es el medio para conseguirlo. La innovación está en cómo se implementará esa tecnología.
También se habla de la marca y la reputación como generadores de confianza. Uno de los retos del sector es conseguir que el cliente vuelva a confiar en la banca y en las plataformas que proporcionan servicios financieros. "La banca del futuro será abierta, modular y hecha a medida para cada cliente", según Grégoire de Lestapis, CEO de October en España:
También Lestapis ha recalcado la urgencia de que se produzca una colaboración más estrecha entre la banca tradicional y las fintech para dar salida a las necesidades actuales de las empresas. Con la amenaza de las grandes tecnológicas, es fundamental esa alianza:
La banca tradicional se enfrenta a muchos retos: demostrar agilidad, adaptarse a los cambiantes hábitos del usuario, reclutar nuevos perfiles y hacerle un hueco a los nuevos jugadores que utilizan tecnologías disruptivas.