El Banco de Pagos Internacionales, el BPI o BIS (por sus siglas en inglés), aboga por una normalización de las políticas monetarias de manera gradual.
Su director general, Jaime Caruana, destaca la importancia de hacerlo de forma gradual y sostenida pero también advierte de los riesgos de actuar demasiado tarde. El BPI considera en su informe anual que el elevado endeudamiento público y privado en algunos países y el repunte de la inflación pueden poner en peligro el crecimiento sostenido a medio plazo. El organismo reconoce que la globalización y la tecnología han reducido el poder de negociación de los trabajadores y también la influencia de las empresas en los precios.
También consideró que "no es el momento de bajar la guardia ni de añadir una nueva fuente de incertidumbre que pueda dificultar los ajustes necesarios en el sector financiero".
Caruana destacó que "un crecimiento económico más fuerte permite apoyar la apertura económica y prestar más atención a los factores de largo plazo". "En otras palabras, nos ayuda a poner en práctica políticas que aumenten la resiliencia económica, con el fin de estar mejor preparados cuando se produzca la próxima 'perturbación' o desaceleración económica", según Caruana.
Sobre el rechazo creciente a la globalización, el BPI advierte de que el proteccionismo tendría consecuencias más devastadoras. También, dijo que "podrían aplicarse medidas específicas para aliviar los costes del ajuste de la globalización y de la evolución tecnológica, por ejemplo promoviendo los programas de reciclaje profesional, la educación y la reasignación flexible de los recursos".