Los míticos Boy Scouts de América desaparecen. Se declaran en bancarrota en medio de cientos de demandas por abuso sexual.
La organización juvenil celebró su 110 aniversario el pasado 8 de febrero. Cuenta con un pasivo de entre 100 y 500 millones de dólares y sus activos no llegan a los 50.000 dólares.
La declaración de quiebra se produce en un momento en el que la organización enfrenta cientos de demandas por abuso sexual, miles de presuntas víctimas de abuso y un número cada vez menor de miembros.
La organización cree que más de 7.800 de sus ex líderes están involucrados en abusos sexuales de más de 12.000 niños en el transcurso de 70 años.
Tras la declaración en bancarrota, se suspenden todos los litigios civiles contra la organización.
Paul Mones es el abogado que representa a cientos de hombres que reconocen haber sufrido abusos cuando pertenecían a los Boy Scouts de niños. Critica que la bancarrota se ha solicitado tras décadas de ocultar todos estos abusos.
Los Boy Scouts han enfrentado cientos de demandas en todo el país. Varias de las demandas alegan caricias, exposición a la pornografía y relaciones forzadas. Todas esas demandas quedan ahora desatendidas.
La organización juvenil podrá acumular en una sola todas las demandas para negociar un acuerdo. Una estrategia muy parecida a la que se utilizó en su día también en EEUU para resolver las demandas de abusos en diócesis católica, una institución a la que también le tocó pagar un alto precio por sus actos. Según las estimaciones, el número de reclamaciones en el caso de los Boy Scouts eclipsará a los de la Iglesia católica.