Según la entidad, el PIB español avanza a un ritmo del 0,8% en el último trimestre del año, en línea con la tasa registrada en el tercer trimestre. Además, el Banco de España mejora una décima su previsión para el año que viene. Prevé una avance de la economía española del 2,8% frente al 3% del cuadro macro del Ejecutivo.
Sin embargo, la entidad lanza un mensaje: tras las elecciones, hay riesgos en el crecimiento del PIB, asociados a las políticas económicas y reformistas. "En particular, el posible agotamiento en el proceso de aplicación de reformas estructurales podría afectar negativamente las expectativas de crecimiento e incidir negativamente en las decisiones corrientes de consumo e inversión". Es decir, que la incertidumbre sobre cómo actuará el nuevo Gobierno frena inversiones.
Según su último boletín, el IPC español seguirá determinado por los precios del petróleo y espera que empiece a mostrar tasas positivas en diciembre. El banco reitera que el riesgo de desviación del déficit se concentra en las comunidades autónomas aunque reconoce que podría ser compensado con el comportamiento de los ayuntamientos y la administración central.
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