En España el dinero sigue siendo cobarde y sin lanzarse a la piscina bursátil. Sigue atrapado en el ladrillo y en el círculo vicioso de los depósitos a pesar de la baja rentabilidad. Mientras tanto, el Gobierno cocina el impuesto que carga contra las acciones: la tasa Tobin.
¿Cómo puede la tasa Tobin afectar al ahorrador y al tipo de inversiones que realiza? Lo analizamos en Expediente Abierto en el siguiente podcast.
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Cuatro de cada diez euros de los ahorradores españoles están invertidos en activos inmobiliarios; un 94% posee una vivienda en propiedad y se invierte más dinero en depósitos que en acciones. Son datos del Observatorio del Ahorro en España presentado por Bestinver.
Si usamos un ejemplo práctico, esto significa que los españoles prefieren invertir 10.000 euros en un depósito y ganar un 1% en un año (lo equivalente a 100 euros) que invertirlos en el Ibex 35 y haber ganado un 11% en 2019 (unos 1.100 euros).
La tasa Tobin, otro bofetón para la bolsa
Indulto a los chicharros
En unas semanas entra en juego otro factor que no favorece la inversión en bolsa: la mal llamada Tasa Tobin. Es un impuesto que pretende aprobar el Gobierno próximamente con el que se gravará con un 0,2% las compras de acciones de empresas con un tamaño en bolsa superior a los 1.000 millones de euros.
Por tanto, este impuesto afectará a la inversión de empresas grandes, como todas las del Ibex 35, pero no a las pequeñas conocidas como 'chicharros' y que sufren mayor volatilidad en bolsa.
Castigo al ahorrador
En la teoría, este impuesto se aplica a los intermediarios financieros que ejecutan las operaciones bursátiles en cuestión. Sin embargo, como ocurre en muchos otras medidas similares, podrían transmitir ese coste extra a los clientes.
¿Está el Gobierno desincentivando recurrir a la bolsa como opción de inversión? A la pregunta de Capital Radio, Nadia Calviño, ministra de Economía, responde que "no tendría por qué afectar a la liquidez y el funcionamiento de la bolsa".
El ejemplo francés
Ya hay ejemplos a los que recurrir para conocer las consecuencias de la tasa Tobin. En 2012 Francia aplicó un impuesto muy similar al que quiere aprobar el español. Grava los intercambios de acciones de empresas con un tamaño superior a los 1.000 millones de euros con un 0,3%.
Un informe del Tribunal de Cuentas francés reveló en 2018 que no son las entidades financieras las que al final pagan el impuesto sino los inversores. Además, que la tasa Tobin redujo un 10% el volumen de negociación de los productos afectados, y que no ha conseguido que se acabe con la especulación en bolsa.
Sin embargo, alcanzó el objetivo recaudatorio que se buscaba en un principio. En un solo año recaudó 766 millones de euros.