Carlos Alameda.- ¿Y si la Tierra hubiera necesitado ayuda exterior para que la vida se desarrollara?. Por ejemplo, con material orgánico llegado del espacio exterior, como condritas carbonáceas o espinelas cósmicas.
Las pruebas de la existencia de estos compuestos considerados "ladrillos de la vida" las han encontrado en los montes Makhonjwa, en Sudáfrica. En principio, este material llegó viajando en meteoritos y quedó enterrado bajo sedimentos volcánicos hace TRES MIL TRESCIENTOS MILLONES DE AÑOS, cuando nuestro planeta era muy joven.
Dicen los investigadores del Centro Nacional para la Investigación Científica en Francia:
"La materia orgánica de los meteoritos ricos en carbono debe haber estado lloviendo a un ritmo bastante alto. Y ese carbono pudo haber sido utilizado por las primeras formas de vida. No sabemos exactamente cuándo surgió la vida (en la Tierra) pero tenemos microbios fósiles de entre 3.400 y 3.500 millones de años de antigüedad".
Esta noticia ha provocado alegría en la comunidad científica internacional pero también ha lanzado un gran reto. Si estos sedimentos se encuentran en otros planetas podríamos estar ante un falso positivo en la búsqueda de vida, ya que habría que comprobar si se generaron en el propio planeta o llegaron desde el exterior como en este caso.