Importantes actores de la talla de Bayer, Greenpeace de Holanda, importantes asociaciones que protegen la vida de las abejas y la Comisión Europea, pugnan en un caso que ha llegado al Tribunal de Justicia de la UE, discutiendo los límites de la protección del secreto comercial o industrial.


El fondo del asunto es si vulnera el derecho de autor el hecho de que se permita al público el acceso a información, por ejemplo, para controlar si es correcta la evaluación de las emisiones por vía de la autoridad que autorizó el producto o sustancia en cuestión.


Es evidente que sin poseer dichos datos es imposible la participación del público en la toma de decisiones en temas medioambientales.


Comentamos dos casos distintos, en uno se solicitaba varios documentos relativos al glifosato, el herbicida más utilizado para eliminar hierbas en el ámbito agrícola y en espacios urbanos.


Aquí la Comisión denegó la composición química y su proceso de fabricación porque contenía información confidencial sobre los derechos de propiedad intelectual de los solicitantes de la autorización.


En el otro la asociación para la protección de las abejas, solicitó a la autoridad la divulgación de 84 documentos relativos a las autorizaciones de comercialización de productos fitosanitarios y biocidas.


El Tribunal dice que limitar este tipo de información sería contrario al objetivo del Reglamento y la Directiva que pretende que la divulgación de la información medioambiental sea lo más amplia posible. Aún así, hay que distinguir entre información previsible de los productos, que sí hay que aportarla, y excluir la meramente hipotética.


En definitiva, no puede invocarse el secreto comercial e industrial frente a la divulgación de este tipo de información. Estamos ante una importante decisión para el sector químico que habrá de estudiar y que tendrá sus consecuencias en sus estrategias comerciales y en materia de investigación.


Por: Arcadio García Montoro