López (La Coruña, 1979) continuará abordando la evolución de la primicia y la relevancia de un periodo histórico clave: la Transición. Doce nuevos nombres componen la nueva temporada de esta serie sonora de entrevistas que empezará a emitir Capital Radio a partir del próximo 26 de abril (también disponible en plataformas), y que cuenta con el apoyo de la Cátedra Manu Leguineche de la Fundación General de la Universidad de Alcalá, la Diputación de Guadalajara y el Ayuntamiento de Brihuega.
P- Soledad Gallego-Díaz, Amalia Sánchez Sampedro, José Antonio Martínez Soler, Karmentxu Marín... Testigos de la Transición. 50 años de periodismo continúa su viaje en el tiempo...
R- Sí. Es un privilegio poder escuchar a los veteranos del oficio y conocer su opinión sobre el estado de la primicia. También, recordar los detalles de una etapa determinante como fue la Transición. Mi intención es seguir recopilando el tesoro que suponen sus testimonios.
P- Algo que no se había hecho hasta ahora.
R- No. Capital Radio es el medio que ha apostado desde el principio por este proyecto original. Me llena de orgullo que haya servido de inspiración a otros para intentar producir algo similar.
P- El pódcast nos acerca al pasado reciente. ¿Podría servir como puente entre generaciones?
R- En mi opinión, la velocidad a la que avanza el nuevo mundo parece hacernos creer que la gente de cierta edad está desfasada. Y tal vez sea más necesario que nunca acercar su legado al presente... Por primera vez en la historia, hasta cinco generaciones podrán estar trabajando, pronto, codo con codo.
P- Los entrevistados de esta temporada, ¿son optimistas o pesimistas respecto al futuro del periodismo?
R- Más allá del optimismo o pesimismo, en lo que coinciden muchos de ellos es en señalar que el periodismo tiene un problema de base, y es que no suele ejercer la autocrítica. Después de dos décadas trabajando en medios de comunicación me atrevo a decir que los informadores somos, en numerosas ocasiones, los primeros en pasar por alto los principios fundamentales de nuestra actividad y los primeros en criticar nuestros mismos errores... Si a la mercantilización y politización de la información sumamos el cambio del sistema de valores, podrían planteársenos dudas respecto al porvenir del oficio. Por suerte, hay colegas y medios que ejercen el periodismo con rigor e independencia. Con calidad, el único aval de supervivencia de esta y cualquier otra actividad.
P- ¿Es importante la autocrítica para poder evolucionar profesionalmente?
R- Y personalmente. Yo he tratado de ser coherente y encontrar mi espacio de libertad y creatividad. Creo que aceptar determinadas directrices por comodidad o miedo a perder el puesto de trabajo, sin que este suponga un aporte profesional o motivación alguna, es algo que a la larga genera frustración. Lo que está claro es que el periodista no puede perseguir la cuota de mercado más que la verdad, ni recibir más golpes de los que da... Porque una sociedad mal informada es una sociedad menos libre.
P- Michael Ignatieff, escritor, académico y expolítico canadiense, decía que el periodismo es un negocio...
R- Y Manuel Rivas que es un cuento. Pero si queremos democracia necesitamos periodismo. Eso sí, periodismo con mayúscula.
P- Y ciudadanos que quieran estar informados...
R- También. Hoy la gente no lee más allá del titular, no aguanta contenidos de más de 30 segundos. Y lo que es peor, se centra en las cabeceras que reafirman su creencia.
P- Quizá lo inteligente sería hacer lo contrario. Leer aquello con lo que, a priori, uno discrepa.
R- Sin duda. Decía Bertrand Russell que el problema de la humanidad es que los estúpidos están seguros de todo, mientras que los inteligentes están llenos de dudas. Si la gente de derechas leyera cabeceras de izquierdas y la de izquierdas cabeceras de derechas, seguramente podría contextualizar mejor la información, comprender al que piensa distinto y conformar una opinión más rica.
P- ¿Los jóvenes periodistas tienen ante sí el reto de encontrar la manera de hacer, además de buena, atractiva la información? ¿El periodismo vive su propia Transición?
R- Hay que reconocer que los que empiezan ahora lo tienen complicado. El primer gran reto que se les plantea es poner la tecnología al servicio de la información, en tiempos donde la información parece estar al servicio de la tecnología. Aprovechar sus ventajas y tomar el testigo de los maestros. Porque la esencia del oficio, por mucho que cambien los soportes, será siempre la misma: ir, ver y contar aquello que algunos no quieren que se sepa.
P- ¿Están mejor formados los periodistas de ahora que los testigos de la Transición?
R- Las de antes son generaciones leídas, con una inquietud profesional enorme. Ahora, los periodistas pasan demasiado tiempo pegados a las pantallas. Suelen invertir más horas en contemplarlas que en estar donde pasan las cosas, lo que debería ser su principal motivación. Las nuevas tecnologías y el cambio de tendencia de los medios en cuanto a contenidos han hecho que el periodismo sea cada vez menos presencial. Además, se busca al informador multidisciplinar, que debe tener conocimientos de audiovisual, desarrollo en red y marketing. Incluso de Derecho. Por eso las carreras de Periodismo y Comunicación Audiovisual ya son dobles y triples grados. Y no sé si esto es algo positivo... Con todo, debo decir que conozco jóvenes con inquietud y calidad periodística, que están haciendo una labor extraordinaria en medios importantes.
P- ¿Calidad o cantidad? ¿Qué crees que buscan hoy las empresas periodísticas?
R- Obviamente, toda empresa piensa en su rentabilidad. Pero para que puedan generar beneficios, además de saber adaptarse al escenario tecnológico, deben encontrar la sostenibilidad del modelo de negocio. Y seguramente esta pase por ofrecer buenos contenidos. A la crisis publicitaria, la dependencia de ayudas institucionales y la escasa cultura del pago por la información se suma el cambio de prioridades profesionales... Aunque nunca se debe generalizar, los periodistas hoy viven inmersos en la pirotecnia de las redes sociales, primando la apariencia y el yoísmo sobre la profundidad y el humanismo.
P- ¿El periodista de antes era menos protagonista?
R- Un cirujano que trabaja doce horas al día salvando vidas no lo cuenta en las redes sociales, ni alardea en ellas sobre la importancia de su trabajo. Le da igual que nadie le conozca. Date un paseo por las cuentas de muchos periodistas... El yoísmo es, en mi opinión, la mayor rémora que padece actualmente el oficio. Vanidad que termina convirtiéndose en banalidad.
P- ¿Las redes sociales son enemigas del buen periodismo?
R- Bien utilizadas no. Internet y las redes sociales son herramientas valiosísimas, pero quizá habría que enseñar a usarlas adecuadamente, porque de lo contrario pueden resultar peligrosas... De todos modos, antes que aprender a usar la tecnología, yo sería partidario de reforzar el espíritu crítico de la gente a través de la cultura, de la educación; enseñar a los jóvenes a pensar para que puedan conformar opiniones con criterio. En ese sentido, los medios de comunicación tienen su parte de responsabilidad. Y pese a que hoy se esfuerzan en encontrar la solución digital, siguen teniendo en el pseudoperiodismo un importante enemigo. La Red se ha convertido en un importante nicho de fake news y polarización mediática. Yo no soy muy fan de las redes sociales, lo reconozco. Creo, además, que están convirtiendo a los individuos en dobles de sí mismos, hiperconectándolos y alejándolos a la vez. Lo que está claro es que son el presente, también el de los medios, y hay que dedicar recursos a utilizarlas de la mejor manera.
P- ¿Qué es lo que define el buen periodismo?
R- Buscar la verdad y afear el mal... Nicholas Tomalin, un informador británico que murió mientras cubría la guerra del Yom Kippur, decía que el buen periodista debe tener tres cualidades: astucia de rata, actitud convincente y cierta habilidad literaria. En mi opinión, el buen periodismo es aquel que persigue las noticias para tratar de acercarlas al ciudadano de manera honesta e imparcial. Aquel que contribuye al desarrollo del conocimiento y fundamenta la libertad de las personas y las sociedades.
P- ¿Por qué tu interés en la Transición?
R- Porque me parece una etapa fascinante. La más libre y próspera de la historia de España. Una prueba de que cuando ceden todos, no cede nadie... Un período de tal magnitud deberíamos tenerlo todos bien presente. Por eso hago este pódcast, para sobrevolar aquel recuerdo y rendir homenaje al colectivo periodístico, que contribuyó con su buena labor a hacer posible la fiesta de la democracia. Una fiesta a la que no debemos permitir que le apaguen las luces.