A pocos días del cierre del ejercicio 2024, David Soto, presidente de Kyndryl en España, hace balance del año para la tecnológica. Asegura además, respecto a la adopción de tecnologías como la IA, que más de un 50% de sus clientes la usan, pero menos del 40% le saca beneficios tangibles.
Escucha la entrevista completa en el siguiente podcast en Mercado Abierto:
Nos acercaremos a una cotizada del NYSE, a Kyndryl, de la mano de su presidente David Soto.
Según Soto, el balance de la compañía desde la escisión de IBM es muy positivo. Destaca la solidez financiera de la compañía a nivel global y asegura que "lo más importante ha sido mantener y ampliar nuestra cartera de clientes", subraya.
El directivo también destaca una notable mejora en la rentabilidad, tanto global como en España. "Nos hemos consolidado como una compañía que no sólo gestiona infraestructuras tecnológicas, sino que ha desarrollado nuevas capacidades, como nuestra división de consultoría", explica. Esto les permite abarcar toda la cadena de valor, desde la asesoría estratégica hasta la implementación de tecnologías en las transformaciones digitales de nuestros clientes.
La pandemia, responsable de la digitalización
"La aceleración de la transformación digital llegó a nuestras vidas, probablemente impulsada por una tragedia como la pandemia", asegura el experto. Este contexto llevó a empresas como Kyndryl y a sus clientes a adoptar lo digital de forma disruptiva y acelerada. Según señala, este cambio "rompió barreras mentales y transformó las formas de trabajar".
Aunque la transformación digital lleva años ayudando a los clientes de Kyndryl, el foco actual está en generar utilidad real para los usuarios finales, ofreciéndoles productos y servicios "relevantes y convenientes".
Uno de los mayores retos es la rapidez con la que cambian las tecnologías. "Cada seis meses hay que actualizar aplicaciones, lo que implica redefinir lo que ofrecemos a los clientes", explica. Para las grandes empresas con las que trabajan, muchas de ellas del IBEX 35, es esencial mantener "una doble visión". Por un lado, garantizar la resiliencia operativa para que los sistemas estén siempre disponibles, y por otro, avanzar en la transformación digital que exige un mercado en constante evolución.