Durante el primer mandato de Donald Trump allá por 2018, el republicano imponía un arancel del 20% a la importación de lavadoras provenientes de China con el objetivo de proteger los empleos de los estadounidenses. Sin embargo, el resultado situaba a los hogares estadounidenses en un complicado contexto donde se hacía caro comprar este electrodoméstico. Ahora, siete años después, el republicano vuelve a la carga y sigue anunciando gravámenes. La pregunta es la siguiente, ¿es el efecto lavadora un riesgo para EE.UU.?
Trump ha anunciado aranceles del 25% a México y Canadá. China sufre una subida del 20% e impondrá aranceles a importaciones agrícolas estadounidenses.
¿Qué es el "efecto lavadora"? El fenómeno responde a cómo la imposición de aranceles termina por aumentar los precios finales para los consumidores, incrementar los costos de producción y reducir la competitividad de una economía.
Los estadounidenses podrían notar ya las consecuencias de nuevo de este fenómeno. De hecho, los expertos en comercio yankees son escépticos por el efecto en el empleo que tuvieron durante el primer mandato del magnate.
De acuerdo con economistas de la Universidad de Chicago y la Reserva Federal, los consumidores estadounidenses habrían pagado más de 800.000 dólares en precios más altos por cada empleo creado en la industria de las lavadoras, además de los 900.000 dólares extra por cada empleo creado en la industria del acero.
Posibles consecuencias del nuevo "efecto lavadora"
Este 2025 los aranceles afectarían a casi una cuarta parte de los 16 millones de automóviles que se venden al año en Estados Unidos, así como también afectaría a los componentes para su fabricación y mantenimiento.
Esto sucede debido a que los costes de los insumos aumentan cuando se reduce la oferta de ciertos productos. Cuando recurren a productores locales, estos están en una posición de ventaja, ya que, al estar protegidos por los aranceles, tienen el poder económico para aumentar precios y márgenes.
Los aranceles no los pagan en su totalidad las empresas que exportan desde México, Canadá o China. Según el Banco ING, en el caso de los aranceles a las lavadoras, el 60% del coste de estos impuestos eran absorbidos por los consumidores finales. El resto se repartía entre los exportadores, que reducían el precio y asumían pérdidas; y los importadores, que también reducían sus márgenes.
Los costes relacionados con los aranceles podrían llegar a los consumidores en forma de precios más altos en la gasolina, un tema que Trump ponía en el centro de su campaña presidencial al prometer reducir a la mitad los costes de energía en un año.
Este suceso vuelve a poner en duda la efectividad de los aranceles como herramienta para proteger el empleo y la industria estadounidense. Con las nuevas medidas en marcha, el impacto en los precios y el mercado laboral podría convertirse nuevamente en un tema central del debate económico en Estados Unidos.