Israel ha vuelto hoy a lanzar ataques sobre la Franja de Gaza, mientras el movimiento propalestino hutí de Yemen ha prometido desafiar la misión naval liderada por Estados Unidos y atacar de nuevo objetivos israelíes en el mar Rojo. Esta crisis en el mar Rojo podría ser una vuelta a la inflación y, ¿subidas de tipos?
Los problemas en la región vienen a agravar la crisis energética que se originaba con la guerra en Ucrania y que provocó fuertes subidas de precios.
Estos ataques ya han provocado que algunas de las mayores empresas de transporte marítimo hayan suspendido su tráfico por esta vía, como MSC, Maersk o Hapag-Lloyd y las chinas Evergreen y OOCL, además de la petrolera BP.
Un cuello de botella que recuerda a la rotura de la cadena de suministro de la pandemia.
Por ahora, el Pentágono ha anunciado este lunes una coalición militar integrada por 10 países para garantizar la seguridad y la libertad de navegación en el mar Rojo ante los recurrentes ataques de los rebeldes hutíes desde Yemen.
La coalición está formada, además de por Estados Unidos, por el Reino Unido, Francia, España, Italia, Países Bajos, Canadá, Noruega, Baréin y Seychelles.
Pero lo cierto es que esta situación, además de haber impulsado los precios del crudo, hace temer el posible impacto negativo en la cadena de suministro y la economía global, si se alarga la inestabilidad.
Hay que recordar el shock en el comercio global y las cadenas de suministro, que colapsaban durante la pandemia.
Ese atasco, la falta de materiales, la crisis de los microchips y la necesidad de llenar los almacenes provocó una tormenta perfecta que derivó, por ejemplo, retrasó la entrega de muchos bienes. Ahora, a la puerta de iniciar 2024, esos temores vuelven a reavivarse.
Hay que recordar también que entre el 23 y el 29 de marzo de 2021, cuando el portacontenedores 'Ever Given' bloqueó el paso marítimo con sus 400 metros de eslora y 18.000 contenedores a bordo, y formó un enorme atasco por una ruta marítima por la que pasa en torno al 10 % de las mercancías del mundo.
Subidas del petróleo, ¿más inflación?
Y sobre el petróleo, también en el recuerdo de todos está lo que ha sucedido con la energía a raíz del conflicto en Ucrania. Un shock de oferta que condujo a unos precios disparados, que se trasladaron a toda la cadena de suministro, bienes y servicios y cuyas consecuencias todavía sufrimos.
Según ha explicado para Capital Radio José Manuel Corrales, profesor de Economía y Empresa de la Universidad Europea, la inestabilidad de los precios del petróleo crudo puede tener un impacto significativo en la economía global, tanto a corto como a largo plazo.
En el corto plazo, los altos precios del crudo pueden provocar un aumento de la inflación, como vimos en la crisis provocada por la guerra de Ucrania.
Y, en ese caso, las empresas trasladan los precios de la energía a los consumidores. Y esto provoca la dinámica de reducción del poder adquisitivo, el poder adquisitivo de las familias, los hogares y las empresas. Esto determina que haya una desaceleración del crecimiento económico, apunta el experto.
Y, a largo plazo, la inestabilidad de los precios del petróleo puede dificultar la planificación de las empresas y los gobiernos, lo que puede conducir a una reducción de la inversión y del crecimiento económico.
El experto explica también que, cuando los precios del petróleo suben, provocan volatilidad en los mercados financieros, movimientos repentinos en los precios de las acciones, las monedas y los bonos, y esto tiene un impacto en la política económica, porque hace que la planificación misma resulta difícil.
En este sentido, los gobiernos y las empresas deben intensificar la diversificación de las fuentes de energía y desarrollar políticas para aumentar la oferta y, de esta manera, ayudar a estabilizar los precios del crudo.
Todo esto sí puede afectar a los planes de los bancos centrales, que han luchado en los últimos meses por doblegar la inflación.
Ahora el mercado espera que ya se haya llegado al fin del ciclo de subidas y que pronto comiencen los recortes. Pero esta situación puede truncar ese camino. La desaceleración económica ya se nota en Alemania, que es el motor de la Unión Europea.
Para el experto, la clave ahora sería evitar que este enfriamiento de la economía se traslade al mercado laboral, ya que eso puede provocar la destrucción de empresas y puestos de trabajo.