Otro de los elementos contra los que alerta el experto es que la ausencia de inversiones está derivando en una falta de incorporación de desarrollo tecnológico: “No estamos incorporando nuevas tecnologías en un sector con un desarrollo tecnológico donde España es líder mundial en ingeniería y tecnología. Esto nos hace perder competitividad”.
A esta situación se añade el hecho de que España, a diferencia de la mayoría de los países vecinos europeos, tiene gran parte de sus cuencas hídricas en riesgo. “Somos una media prolongación del desierto”, advierte Díez.
“La eficiencia la hemos mejorado bastante, hemos reducido el gasto por habitante y se ha mejorado la eficiencia en el sector agrícola”, añade. El problema es que se da una paradoja: “La eficiencia en el sector agrícola con regadíos más eficientes ha incrementado a la vez la rentabilidad y ha aumentado la zona de regadío. Se consume menos agua por parcela pero se consumen más parcelas. Hay que racionalizar”.