Ya disponemos de la primera Executive Order que, como se esperaba, constituye un claro giro político.


El presidente Trump no esperó ni siquiera al baile presidencial para firmar un texto legal breve, genérico que instruye a las agencias del gobierno a modificar en un sentido amplio el Affordable Care Act, conocido popularmente como obamacare, con el fin de desmantelarlo.


Desde el punto de vista de los ciudadanos, les afectará en la medida en que la obligación de disponer de un seguro de salud bajo la presión de sanción va a desaparecer.


De todas formas no quiero que confundan el programa medicaid que ayuda a la población de menos recursos (alrededor de 70 millones de ciudadanos) con esta norma de 2010 que, además, podría ahora quedar más vinculada a que quien reciba ayuda demuestre que realiza esfuerzos por obtener un puesto de trabajo.


Desde el punto de vista empresarial, puede suponer la reincorporación al mercado de algunas aseguradoras que habían perdido el interés.


La norma dice que hay que prepararse para que cada uno de los estados creen un mercado de la salud más abierto y libre con flexibilidad y control (“and prepare to afford the states more flexibility and control to create a more free and open health care market.”).


De todas formas, no va a tener efectos completos de inmediato.La medida será progresiva. Hay que recordar que desde hace dos semanas y de la mano del speaker del Congreso Paul Ryan ya prosperó este desmantelamiento sanitario que iba a dar cobertura adicional a 20 millones de personas y se proyectaba en una sexta parte de la economía nacional.


Como decía, tardará meses hasta que tenga plenos efectos la norma, pero ya se respira cierto alivio entre los ciudadanos, porque el departamento que es responsable de exigir el antiguo pago y de imponer sanciones a quien no lo haga ha dejado de actuar desde los primeros movimientos de la transición entre administraciones.


Por: Arcadio García Montoro