El Gobierno de España al igual que el resto de los países europeos se encuentran trabajando en la creación de una aplicación para geolocalizará o rastreará nuestros pasos para contener la expansión del COVID-19. Este anuncio ha generado muchos cuestionamientos entre los ciudadanos ya que temen que sus datos no estén protegidos.
Se tratará de una app que incluirá una autoevaluación y que utilizará la geolocalización del usuario, aunque siempre de manera “anonimizada”, para analizar la movilidad.
Mientras que no haya una vacuna, es el sistema más eficaz para contener el virus, explica José Joaquín Flechoso en una nueva entrega de Cibercotizante. Sin embargo, para que funcione, tiene que haber un 60% de la población que se la haya descargado y así obtener datos representativos.
Esucha la tertulia completa en el siguiente podcast.
En una nueva entrega de Cibercotizante, José Joaquín Flechoso explica las ventajas de contar con una aplicación que ayude a contener la expansión del virus
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El Parlamento Europeo planteó una serie de recomendaciones sobre cómo deben ser estas aplicaciones para que los datos se mantengan anonimizados. Por un lado, tienen que contar con softwares open source o abiertos, un sistema similar al que se ha hecho en Singapur. En lugar de rastrear los pasos de la población a través del GPS del móvil, se utiliza el Bluetooth.
A través de este sistema, el Gobierno puede acceder a datos de posicionamiento pero no de identidad de las personas. Estos datos se almacenan en el propio móvil y deberán contar con la autorización del usuario para que sean cedidos a las autoridades.
Caso práctico: El ejemplo de Corea del Sur
En Corea del Sur por ejemplo, se geolocaliza a la población a través del GPS y se cruzan los datos de posicionamiento con el histórico de pagos de tarjetas de crédito. De esta forma, verifican además que las personas no estén abusando de las salidas a hacer la compra.
Además de que se han hecho test masivos en Corea del Sur, también ha habido descargas masivas de esta aplicación. Sin embargo, la cultura asiática respecto a la protección de datos es distinta y por eso las personas están más dispuestas a brindar este tipo de datos.
En Singapur, donde el caso es más parecido al europeo, las descargas han sido del 20% de la población.