Se calcula que en España, en 2030, un 65% de los puestos de trabajo ofertado irá dirigido a perfiles procedentes de la Formación Profesional y la nueva legislación de esta materia cuyo anteproyecto de ley ha sido presentado, se convierte en una herramienta fundamental para el crecimiento y competitividad empresarial.
Es evidente que desde el ámbito empresarial se deben potenciar los planes formativos, las habilidades sociales y las competencias digitales. El beneficio de la formación no es sólo para el trabajador, sino también para la empresa, ya que para ambos supone una inversión para afrontar los retos del futuro.
A efectos laborales, favorecer la igualdad de oportunidades y la promoción personal y profesional, a la vez que eleva el nivel de satisfacción del trabajador y algo muy importante, ayuda a su integración en la empresa. Pero en la formación es muy importante que la empresa siga un procedimiento que integre una planificación formativa donde se estudien y analicen las necesidades de formación, se identifiquen los recursos necesarios y se lleven a cabo la ejecución de los programas formativos.
Gracias a una formación de calidad se consigue una mejora de las competencias del puesto de trabajo. Los empleados, cuanto más cualificados, serán más productivos y desarrollarán puestos más específicos con los que la empresa conseguirá ser más competitiva.
Es importante no olvidar que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) máximo organismo competente sobre el trabajo y las relaciones laborales propone “el derecho universal a la formación durante toda la vida” para afrontar los cambios en el mundo de trabajo, a la vez que reclama una ampliación del contrato social.
Desde 2015, la OIT ha estado estudiando las plataformas laborales digitales con miras a comprender las repercusiones de esta nueva forma de organización del trabajo en los trabajadores y el empleo en general y considera importante hacer un llamamiento a favor de sistemas de gobernanza de las plataformas digitales de trabajo, que respeten normas mínimas de equidad y transparencia.
Debemos invertir más en el trabajo decente y sostenible y en esto, las plataformas digitales de trabajo, tienen mucho que aportar.