Hoy, en la Entrevista Capital, realizamos un análisis geoestratégico sobre la tensión más patente del momento con Ucrania en el centro de la preocupación. Para ello, contamos con José Ángel López, profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de Comillas ICADE.
Hablamos con José Ángel López, profesor de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales de Comillas ICADE.
Los ministros de Exteriores de la Unión Europea insisten en trabajar solo la disuasión, sin utilizar las fuerzas militares. López señala que se trata de un "episodio más" del conflicto geopolítico existente entre la Unión Europea y Rusia. Según el profesor, es una "estrategia sostenida en el tiempo por parte de Rusia desde la intervención en Georgia de 2008".
Se desconoce por el momento la eficiencia que tendrá la actuación disuasoria de Europa y la prevención de sanciones, a expensas de una eventual intervención directa y masiva de Rusia en Ucrania. Por ahora, indica, "no parecen haber hecho mucha mella en la política intervencionista de Rusia". Tal es así, que la actuación rusa sobre el territorio ucraniano recuerda mucho a la realizada en 2014 y que llevó a la anexión ilegal de Crimea.
López quiere pensar que, pese a todo lo acontecido, la situación no lleve a una intervención masiva y militar mayor al calado que ya tiene en la zona de Donetsk y Lugansk, donde el conflicto "no ha cesado desde 2014".
En este contexto, la aplicación del derecho internacional es complicada. "Las sanciones no son un capricho de las organizaciones internacionales", explica. Son un intento de aplicar el derecho internacional en un país que se muestra renuente a hacerlo.
Dependencia del gas ruso
La contención del escenario tensionado se debe, en parte, a la demanda europea del gas ruso. "Es un factor muy importante", remarca López. Expone que la dilatación en el tiempo en lo que respecta al suministro de gas desde Rusia a Alemania se vincula de forma directa a la resolución de este episodio crítico en Ucrania.
La Unión Europea pretende conseguir una reorganización de su suministro energético en su zona oriental en aras de ampliar su capacidad de autogestión. "Es por donde está intentando ganar tiempo", subraya López. Considera que es evidente que el suministro de gas por parte de Rusia es un arma política arrojada hacia la Unión Europea y contra otros países vecinos.