El ROE (Return On Equity) es tradicionalmente el indicador más utilizado para determinar el nivel de rentabilidad de una entidad bancaria, y de cualquier otra compañía. Cuanto mayor sea el ROE, más elevada será la rentabilidad que una empresa puede generar en relación con los recursos propios que emplea para financiarse.
Este indicador se sigue de cerca por los inversores porque ue determina la capacidad que una empresa tiene de generar valor para sus accionistas, especialmente cuando se pone en relación a su coste de capital.
Éste último término es explica a partir de la rentabilidad mínima que un inversor teóricamente exigiría para asumir el riesgo de invertir en el capital de una entidad. De esta manera, cuanto mayor sea el exceso de ROE con respecto al coste del capital, mayor la creación de valor para el accionista.
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Desgranamos con Antonio Castelo, estratega de iBroker, los conceptos del mercado que más sombras esconden: la rentabilidad de los recursos propios y la rentabilidad de los activos
Por otro lado, el ROA es una ratio que nos indica la rentabilidad sobre los activos (Return On Assets), también llamado ROI (rentabilidad sobre las inversiones).
Este indicador, es de capital importancia ya que calcula la rentabilidad total de los activos de una empresa, es decir, es una ratio de rendimiento.
Generalmente, para poder valorar una empresa como “rentable”, el ROA debe superar el 5%.
"Cuanto mayor sea lo que significa es que se necesita una menor inversión por la compañía para generar más valor", aclara Castelo.
Otro punto muy importante de esta ratio, es el valor que le dan los bancos. Las entidades financieras, utilizan el ROA para determinar la viabilidad de la empresa y, de esta forma, decidir si les conceden un préstamo.