La inversión en estos países presenta una serie de ventajas, como la deuda privada. En Europa del Este es difícil encontrar un país que supere el 60% de la deuda sobre PIB, mientras que en la Europa desarrollada hay países que superan el 100% de la deuda sobre PIB. De modo que ya no hablamos tanto de países emergentes, sino de países menos endeudados.
Por esos motivos, la Europa Emergente puede suponer una oportunidad de inversión. Y en este caso miramos a un fondo de Schroders: el Schroder International Selection Fund Emerging Europe.
Pero la Europa Emergente también presenta riesgos. Y Schroders contempla tres: el primero tiene que ver con la política monetaria de estos países, ligada a la tendencia que vaya a seguir el dólar. Y es que la divisa estadounidense está muy implicada en la deuda de estos países y en la trayectoria de las materias primas, un sector muy importante para la región.
El segundo riesgo tiene que ver con el comercio mundial. Cualquier obstáculo en este sentido perjudica gravemente a los países de esta región. El tercer riesgo tiene que ver con los próximos eventos políticos.
Dentro de la región emergente de Europa del Este, podemos diferencias países considerados como emergentes puros, como Rusia o Turquía y países cuasi desarrollados, como Hungría o la República Checa. Entre los países que menos gustan a Schroders, está Turquía. Entre los países que más gustan, Rusia.
De hecho, un tercio de la cartera es Rusia, en línea con el índice de referencia, el MSCI Emerging Markets Europe. Aunque el equipo gestor toma posiciones fuera del índice si considera que hay una oportunidad que debe ser aprovechada.
En cuanto a compañías, la región ofrece oportunidades de inversión en sectores muy distintos, desde el financiero a materias primas, pasando por consumo básico. Europa Emergente se posiciona así como una idea de inversión para nuestra cartera.