"Continuo escrutinio a nivel político" e "intervención política". Esas son las dos expresiones que ha decidido utilizar el BBVA para describir uno de los riesgos que sufre la actividad del banco: el control de los políticos.
La relación entre ambos mundos tan poderosos se ha hecho patente más que nunca en los últimos meses. Primero por las restricciones que se han impuesto a los bancos desde la llegada de la pandemia -por ejemplo, la de no repartir dividendos-, pero también por las críticas desde las altas esferas políticas sobre los sueldos de los banqueros o sobre los EREs del sector.
Analizamos a fondo los lazos entre la política y la banca en este podcast de Expediente Abierto.
Rescates y puertas giratorias
El sector bancario es uno de los sectores empresariales privados más vigilados por los gobiernos. La estabilidad del sistema depende, en gran medida, de las entidades financieras. Por eso, en muchas ocasiones tienen incluso que ser rescatadas por las arcas públicas. Esto es lo que pasó con Bankia, que se nacionalizó con 22.424 millones de euros públicos. Un problema en lo privado solucionado con lo público.
El rescate de Bankia fue un claro ejemplo de esa fina línea entre la política y la banca. Bankia era el resultado de la fusión de siete cajas de ahorros, que estaban repletas de políticos en sus consejos de administración. Sin ir más lejos, al frente de Bankia se colocó a un ex ministro: Rodrigo Rato.
Tal es la relación entre banqueros y políticos que años después de la quiebra de Bankia, Rato culpó al gobierno de Zapatero, su rival político, de haber causado la situación que se tradujo en una crisis financiera.
"Hasta el 2003 la relación crédito/PIB no supero el 120% y que se elevó sin embargo al 210% en los años posteriores", criticaba Rato en 2018. Precisamente, el Gobierno cambió de color en España en 2004, cuando el PP dejó La Moncloa y tomó la presidencia Zapatero.
Agasajos
Una vez Bankia fue rescatada, la política también tuvo que ver en la elección del sustituto de Rato en la presidencia del banco. Se dice que el entonces ministro de Economía, Luis de Guindos, llamó a José Ignacio Goirigolzarri para convencerle de que tomara las riendas de Bankia.
Luis de Guindos es otro ejemplo de esa estrecha relación entre l político y lo bancario. En 2018 el economista abandonó el ministerio de Economía en España para trasladarse a Fráncfort para ser vicepresidente del Banco Central Europeo, la institución que supervisa al sector bancario. ¿Y quién ocupa la presidencia de ese BCE? Otra política. Christine Lagarde, que también fue ministra de Economía y Finanzas en Francia.
De la misma manera que De Guindos y Lagarde han volado desde la política hasta el universo bancario, también hay viajes de vuelta a las altas esferas públicas desde el sistema financiero. Ese es el caso del antecesor de Lagarde. Mario Draghi, que ha pasado por consejos de administración de varios bancos y fue el vicepresidente de Goldman Sachs en Europa, acabó al frente del BCE. Una vez terminado su mandato se convirtió en el primer ministro italiano en 2021.
Reproches
Visto así el paseo entre lo político y lo bancario parece un camino de rosas. Sin embargo, lo cierto es que el terreno es pantanoso. Hace solo unos meses, la ministra Nadia Calviño criticaba con dureza los sueldos de los banqueros. "Es una preocupación, se trata de unas remuneraciones que no se corresponden en absoluto con la situación económica de nuestro país", aseguraba.
La ministra también criticaba que esos sueldos convivieran en el tiempo con EREs que planteaban fuertes recortes de plantilla. Precisamente estos expedientes de regulación de empleo también han sido objeto de críticas por parte del Gobierno.
Al enterarse del ERE de Caixabank en abril, la ministra María Jesús Montero aseguraba que el gobierno "lamentaba" esa decisión. Además, ponía de relieve los esfuerzos "titánicos" del Gobierno con "los ERTE para contener la salida de trabajadores del mercado laboral cuando se produce una crisis financiera".
Pocas semanas después de que bancos como Caixabank o BBVA anunciaran sus ERE, el Ministerio de Trabajo intervino a través de la Dirección General del Trabajo para avisar a ambos bancos de que estaban obligados a negociar la reducción de los despidos.
Por esto y todo lo mencionado anteriormente ahora BBVA asegura que uno de los riesgos que acechan a su actividad es precisamente la política. Aunque si preguntáramos al Gobierno en 2012, en pleno pánico por la posible caída del sistema financiero, ¿habrían señalado los políticos al sector bancario como uno de sus principales riesgos?