"El miedo a posicionarnos es muy propia de la cultura latina". Según Daniel Sánchez Reina, arreglamos el mundo en tertulias de bar, pero no donde podemos influir en que las cosas cambien, como las reuniones de trabajo o instituciones. "En esos lugares más formales, como mucho abrimos la boca para decir lo políticamente correcto o nos adherimos a opiniones que no compartimos", apunta.
Los latinos sabemos hacer una cosa muy bien: "disentir descalificando, con poco o ningún argumento", asegura Sánchez Reina.