Un acuerdo salarial para casi 4 millones de alemanes pone en jaque al Banco Central Europeo (BCE) de Christine Lagarde donde se preparan para ser agresivos en diciembre con nuevas subida de tipos, pero sin un horizonte claro de cómo se tendrán que desenvolver.
De saber si se producirá o no la amenazadora espiral inflacionista que ya asola a la locomotora europea.
Escucha la historia completa en este podcast de Mercado Abierto con Javier Luengo:
El mayor sindicato de la locomotora europea en el que están representados la industria metalúrgica y electrónica quieren conseguir la mayor subida salarial desde 2008
Uno de los enfrentamientos que dejan en las calles la demostración de que otra política por parte del Banco Central Europeo (BCE) y no solo es posible.
Porque ha llovido desde el sempiterno whatever it takes de 2012 que hora se busca enarbolar desde Frankfurt de la misma manera, pero no les sale. Porque Lagarde va reunión a reunión y no ataca al mercado de una manera pronunciada por cómo se lo pueda tomar.
No es el Jerome Powell al que un poco le va dando igual el asunto y se encarga de filtrar a las grandes cabeceras económicas de Estados Unidos qué es lo que va a hacer para que el día de la reunión y la posterior rueda de prensa no le digan que las ventas de los inversores o los rebotes en el mercado secundario de la deuda soberana son su culpa.
Culpas que se reparten entre la economía y una política que en Alemania busca hacer frente a los cortes de gas de Rusia porque el país se enfrenta a una reconstrucción sin precedentes desde la crisis financiera de 2008.
Planes que preocupan
Ojo que no hay que preocuparse porque para esto existe un plan. Un plan que habla de de inversiones de 200.000 millones de euros para dejar el carbón y subvencionar el gas natural licuado y así, lo que vaya haciendo falta para salvar a su país.
Pero esto, de momento, al país no le convence y quiere ganar más porque no pueden hacer frente a las facturas. El IPC en Alemania - último dato cerrado que tenemos - firmó en octubre con un récord del 10,4% y con unas perspectivas de evolución económica que se decía en Berlín hace dos semanas que va a ir a la baja y que hay que tener cuidado con las reelecturas a la baja que veamos en los próximos meses.
Segunda ronda
Por ahora, los efectos de segunda ronda. La famosa espiral inflacionista no la estamos viendo. Lo decía en septiembre el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos y hará cosa de un mes lo apoyaba en sus supuestos el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos.
Miedos alemanes
Ahora las conversaciones están en Alemania donde se negocia entre IG Metall, el sindicato mayoritario que representa a unos 4 millones de trabajadores en la industria metalúrgica y electrónica, y los comités de empresa para subir los sueltos.
El peso de Alemania en la economía de la zona euro y de los trabajadores teutones en el mercado laboral europeo es determinante para la evolución de salarios e inflación en la zona euro. De IG Metall, el sindicato del metal de Alemania, dependen alrededor de 3,9 millones empleados. De Ver.di, alrededor de 2,5 millones.
De momento, las negociaciones penden de un hilo e IG Metall amenaza con detener los centros de ensamblaje de Airbus, Mercedes-Benz y ThyssenKrupp. Un parón supondría más tensión para las cadenas de suministro en Europa.
Sería el mayor incremento que se negocia en aquel país desde la crisis financiera de 2008. Las empresas, en todo caso, dicen que no se lo pueden permitir porque entonces la recesión llegará sí o sí.
Así, el resultado de cómo podrían acabar estas negociaciones terminaría por marcar la senda de subidas de tipos del Banco Central Europeo en sus reuniones a partir de diciembre arriesgándose a hacer endémica una elevada inflación y firmar sobre históricos mes tras mes.
Las empresas, organizadas en la patronal Gesamtmetall, como de esperar, quieren reducir las pretensiones y ofrecen un pago único de 3.000 euros para compensar el aumento de coste del transporte personal de los trabajadores.
De hecho, Harald Marquardt, el negociador principal de los empresarios, quien aseguraba a primera hora de este lunes que ni los comités ni los miembros del sindicato podrían hacer frente a pactos como estos.
De momento, lo único claro en Frankfurt es que caerán las rentas reales si las subidas de sueldos son generalizadas y que la inflación se va a mantener alta en el largo plazo.
De momento, lo único que tiene claro el BCE es que no se puede permitir que los sueldos comiencen a subir porque la cuerda que les ata las manos ya está lo suficientemente fuerte y amenaza con romperse y hacer saltar a Europa por los aires.