Hemos ido a Marte, hemos pasado muy cerca del cuerpo más lejano del sistema solar que se haya visitado nunca, a 6.500 millones de kilómetros desde el Sol, pero curiosamente nunca habíamos visto qué hay en el lado de la luna que nunca podemos ver desde la Tierra.
La sonda se llama Chang’e 4 y ha tardado casi 1 mes en aterrizar en el lado oculto de la luna y lo ha hecho con éxito según el Programa de Exploración Lunar chino. El cráter en el que ha aterrizado se llama Von Karman y es uno de los cráteres más antiguos de la Luna.
Esta no es la primera vez que se intenta aterrizar en el lado oculto de la Luna. Ya en 1962 la nave Ranger 4 de la Nasa lo intentó pero se estrelló y desde entonces nadie había conseguido llegar con éxito a este lugar tan misterioso. Precisamente ese misterio es lo que ha motivo a los chinos a mandar allí el Chang’e 4.
Entre las tareas del Chang'e 4 están conducir el primer experimento de radio de baja frecuencia lunar, comprobar si pueden crecer plantas en un ambiente de gravedad baja, averiguar si hay agua u otros recursos naturales en los polos del satélite y por último estudiar la interacción entre los vientos solares y la superficie lunar.
Todo ello con una dificultad añadida: que la comunicación directa con la Tierra es imposible más que nada porque la masa de la Luna está justo en medio. Aunque para solucionarlo China ya mandó a principios de 2018 un satélite para orbitar la Luna y así poder comunicar el Chang’e 4 con la Tierra.
Esta misión pone al país asiático en un lugar estratégico en la carrera espacial contra Estados Unidos y Rusia. El resquemor de Estados Unidos hacia China se palpa en todos los ámbitos y este no iba a ser menos. De hecho ya han acusado a los chinos de estar trabajando para llevar nuevas armas al espacio exterior. Quizá uno de los motivos que llevaron a la administración Trump a anunciar que en 2020 van a crear ni más ni menos que un ejército espacial.