Wall Street abre por tercera jornada consecutiva en máximos históricos en una sesión protagonizada por la reunión entre Donald Trump y su homólogo canadiense Justin Trudeau.

Trump debe evitar que Canadá salga perjudicada de cualquier cambio respecto al NAFTA. Ése es el mensaje que el primer ministro canadiense quiere transmitir a su homólogo estadounidense.

Porque cualquier paso en falso perjudicaría a EEUU. Canadá es su segundo mayor socio comercial, sólo por detrás de China. Nueve millones de empleos en EEUU dependen de esa relación: una relación de 545.000 millones de dólares anuales.



Canadá es uno de los grandes clientes de EEUU: el año pasado le compró bienes y servicios por importe de 267.000 millones de dólares. Lo que más compra son automóviles y accesorios, productos petrolíferos, maquinaria y equipos industriales. Y ocurre lo mismo a la inversa: EEUU es el principal cliente de Canadá, con una compra total de 278.000 millones de dólares en 2016. Su principal objetivo en esas importaciones es el crudo de los yacimientos canadienses.

EEUU tiene un déficit comercial de 11.000 millones con Canadá, lo que supone sólo un 2% de ese comercio total de 545.000 millones. Pero aunque el comercio con Canadá es más o menos equilibrado, Trump no aparta la mirada del NAFTA porque, según él, pone a EEUU en una desventaja comercial. Por ello, Trudeau mantendrá un tono negociador y calmado:
Vamos a hablar de las cosas en las que estamos de acuerdo. Como empleos, crecimiento económico, oportunidades para la clase media, el hecho de que millones de trabajos a ambos lados de la frontera dependen del tráfico suave de bienes y servicios entre los dos países. Pero también vamos a hablar de cosas en las que no estamos de acuerdo y lo haremos de una forma respetuosa. Canadá se mantendrá siempre fiel a sus valores que han hecho de este país un lugar extraordinario y abierto al mundo, respetuoso y dispuesto a trabajar en equipo.

Y uno de esos puntos en desacuerdo es la inmigración. Poco después de que Trump vetara la entrada a los refugiados y a los turistas de siete países de mayoría musulmana, Justin Trudeau publicó en Twitter que los refugiados eran bienvenidos en Canadá, sin importar su fe.

Pero Trudeau tiene una advertencia sobre su cabeza: “No seas como Theresa, pero tampoco como Malcolm”, es lo que le ha recomendado el periódico canadiense Toronto Star al primer ministro. Theresa May se mostró demasiado complaciente con Donald Trump, pero el primer ministro australiano fue todo lo contrario. Trump y Malcolm protagonizaron una llamada telefónica tensa el mes pasado. Tan tensa que, según el Washington Post, Donald Trump dijo que se trataba de la peor llamada que había tenido con un líder extranjero.

El objetivo de Trudeau será encontrar el punto intermedio entre sus homólogos para mantener unas relaciones bilaterales óptimas con su principal socio comercial.