Soto confirma que su propuesta de reestructuración de personal afectaría a un límite de unos 1.000 empleados. Frente al posible Expediente de Regulación de Empleo inicial, el sindicato defiende "fórmulas alternativas como las prejubilaciones o bajas incentivadas voluntarias". El objetivo es que no haya ningún despido y pone de ejemplo el ERE realizado por Santander en 2016. En su opinión fue "bueno y aceptable porque prácticamente no hubo ningún despido". Considera que en caso de que la entidad de Ana Botín acepte su propuesta habrá empleados suficientes interesados en el proceso.
Banco Santander propone partir de los 58 años en este proceso de reestructuración, tres años más que en el ERE anterior. UGT defiende que partir de los 55 facilitaría que más empleados se adhieran al plan, y daría "un margen mucho más amplio para evitar los despidos".