El país norteamericano, Francia y Reino Unido cierran filas y defienden la legitimidad de los bombardeos que lideraron el pasado viernes sobre Siria, a pesar de no contar con el paraguas de Naciones Unidas y de que hace diez días Donald Trump aseguraba que su país debía retirarse de Siria. El argumento es que el ataque con armas químicas del que responsabilizan al régimen de Bachar al Assad es imperdonable, a pesar de que se han registrado ya unos 50 ataques del mismo tipo anteriormente en el país. Por el momento, la Organización para la Prohibición de Armas Químicas ha iniciado una investigación al respecto.
Por su parte, el presidente Ruso, Vladimir Putin, advierte de que nuevos ataques contra Siria provocarían el caos en las relaciones internacionales y su aliado, el presidente sirio, denuncia una campaña internacional contra su país.
El investigador principal del CIDOB, Nicolás de Pedro, descarta una escalada peligrosa dado el nivel de los ataques, aunque reconoce que las sanciones estadounidenses sí podrían tener un impacto negativo en Rusia.
Sin embargo, según este experto, el bombardeo de la coalición internacional podrían ayudar a la estrategia de Putin en Siria: "Podría forzar a Bashar al Assad a forzar algún tipo de acuerdo que permita solventar la cuestión siria lo más rápido posible, esto puede ayudar en la medida que Rusia puede asustar a al Assad con que EEUU lance nuevos ataques pero parece poco probable porque no hay una voluntad por integrarse de forma activa". Asegura este experto que hay dos actores, Irán e Israel, que escapan al control tanto de Rusia como de EEUU, y cuya posibilidad de enfrentamiento en el tablero sirio "no es improbable".
Por otro lado, los ministros de exteriores de los 28 se reúnen en Luxemburgo hoy para tratar este asunto aunque su primer tema será la situación en Venezuela.