El responsable de comunicación de Crédito y Caución, Pavel Gómez del Castillo, ha presentado el último informe de la compañía en el que concluyen que Latinoamérica no revierte su bajo crecimiento entre los emergentes. Señala que la previsión es que su "PIB esté en el entorno del 1,4% y que el año que viene sea un poco más" pero apunta que es "muy modesto respecto a otros países emergentes y al crecimiento global".

Uno de los motivos son el efecto de los altos tipos de interés en los EEUU que ejerce mucha presión sobre sus propias políticas monetarias. Otro factor es el clima, "Brasil ha sufrido unas inundaciones devastadoras", también el calentamiento global impacta más en la agricultura, el transporte y en el suministro eléctrico. Pero el más importante es "la inestabilidad institucional que afecta mucho a la captación de inversiones", concluye Gómez del Castillo.

Escucha en este podcast todas las claves que nos ha dejado Pavel Gómez del Castillo.

Credito y Caucion: el problema de Latinoamérica

Pavel Gómez del Castillo, Responsable Comunicación de Crédito y Caución, presenta el último informe dedicado a la situación de la economía en LATAM.

Retos importantes para muchos países

De acuerdo con el último informe de Crédito y Caución, las previsiones de crecimiento de Latinoamérica se sitúan entre las más modestas entre las regiones emergentes. El crecimiento esperado caerá al 1,4% en 2024 y se recuperará hasta el 2,4% en 2025. Los niveles de tipos de interés en Estados Unidos están frenando el crecimiento económico en la mayor parte de la región, al presionar los tipos de cambio y ralentizar la desinflación.

Los bancos centrales se muestran cautos a la hora de recortar sus propios tipos a lo que se añade la denominada terapia de choque de Argentina o las devastadoras inundaciones en Brasil. Los riesgos para estas modestas perspectivas son principalmente a la baja. La mayor frecuencia del fenómeno meteorológico de El Niño genera interrupciones cada vez más frecuentes en la agricultura, el transporte y el suministro energético. Además, la inestabilidad institucional es también elevada.

Latinoamérica muestra, de forma estructural, tasas de crecimiento por detrás de otras regiones emergentes. Con un promedio del 20% del PIB desde 2000, las inversiones de la región se sitúan sistemáticamente por debajo de las de otras regiones emergentes, incluida África. Esto refleja un clima empresarial adverso, con elevados costes para hacer negocios, incertidumbre institucional y problemas de seguridad. Los no residentes invierten generalmente en sectores vinculados a la explotación de los recursos naturales, lo que no impulsa por sí solo la transformación del valor añadido de estas economías.

Países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia o México se vieron duramente afectados en 2014 por el final del superciclo de materias primas. Solo Chile ha conseguido mantener su estatus regional de país de rentas más altas gracias a la fortaleza de sus instituciones y a sus políticas activas de inversión interna. La economía argentina ha afrontado diversas crisis económicas, pero su renta per cápita se ha recuperado con fuerza desde la pandemia.

La actual terapia de choque de su Administración podría incidir en el desarrollo a medio plazo, pero a costa de prolongar su contracción económica. Colombia y México, por el contrario, no han conseguido aumentar significativamente sus niveles de renta en la última década, y Brasil ha registrado un descenso.

El fortalecimiento de la estabilidad institucional y la adopción de medidas que faciliten las inversiones extranjeras en la economía local y estimulen a las empresas locales a innovar y unirse a las cadenas de valor globales será clave para impulsar la productividad de la región. La aplicación de este tipo de políticas explica la positiva evolución económica de algunos países de la región como Costa Rica o República Dominicana.