La OCDE prevé que la inflación media para este 2022 escale hasta el 8,5% y para el año que viene caiga levemente hasta el 6%.

Concretamente, aquí, en España, la previsión para este año es un poco menor (del 8,1%) y la de 2023 se sitúa también por debajo de las estimaciones globales, en el 4,8%.

El impacto se notará más en el frenazo del consumo. Desde el organismo proyectan un aumento de apenas el 0,1% en el país.

En este sentido, la economista jefe de la OCDE Laurence Boone cree que es necesario "repartir la carga entre beneficios y salarios para evitar caer en una espiral inflacionista".

La solución que en este caso comparte la organización para combatirla es una rápida subida de tipos en Estados Unidos, Canadá y algunos países europeos, donde la recuperación tras la covid estaba avanzada; y un ajuste más gradual, en cambio, donde la inflación subyacente es baja, la presión salarial también y el impacto por el embargo a la energía rusa mayor.

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La OCDE rebaja el crecimiento de todos los países con la excepción de Australia

La rebaja de previsiones de crecimiento económico es generalizada en Europa. Mientras que la OCDE prevé que España crezca un 4,1% este año -frente al 5,5% de su estimación en diciembre, (lo que supone una corrección a la baja de 1,4 puntos porcentuales)- la rebaja es mayor en el caso de países como Francia o Alemania.

En el caso de esta última, el recorte es de 2,19 puntos porcentuales con un avance de su PIB para este 2022 del 1,9%.

Estados Unidos o Reino Unido crecerán un 2,5% y un 3,6%, respectivamente, con rebajas en sus previsiones, y solo hay una economía que supera las anteriores perspectivas: Australia, con un incremento del PIB para este 2022 del 4,2%.

El organismo también rebaja el crecimiento de la economía global y lo sitúa en el 3% frente al 4,5% anterior, mientras que Rusia caerá en una profunda recesión del 10% según las previsiones de la OCDE.

La guerra en Ucrania afecta a la economía española

La OCDE apunta que “la guerra en Ucrania afecta a la economía española a través de mayores precios de la energía, interrupciones en las cadenas de producción y una mayor incertidumbre”.

Le economista jefe de la institución cree que “garantizar la seguridad energética es más que nunca una prioridad urgente y para ello es fundamental acelerar la transición ecológica".

Para ello, serán necesaria mayores inversiones públicas y privadas en energías renovables y eficiencia energética, y ayudar a los consumidores y a las industrias a cambiar a alternativas a los combustibles fósiles.