Cada vez vivimos más y la época de la jubilación se presenta más como una amenaza que como unos años para vivir tranquilos. En algún momento la esperanza de vida superará los 100 años, pero ¿cómo conseguimos ahorrar para vivir desde que nos jubilamos a los 65 hasta los 100 años? Una solución es la hipoteca inversa.
Se trata de un préstamo hipotecario que solo se puede solicitar desde los 65 años y por el que el banco te dará dinero por la vivienda durante el resto de tu vida. ¿Qué ventajas y qué riesgos tiene? Nos lo explican Marta González, responsable de ventas y marketing de Fonditel, y Javier San Martín, gerente comercial de Fonditel.
Ya hay expertos que creen que la esperanza de vida superará los 100 años. Esto significa que, desde los 65 años, un jubilado no tendrá más ingresos que la pensión pública y los instrumentos de ahorro que haya escogido.
Como en España uno de los productos favoritos es el ladrillo, existe un producto nuevo que puede surgir como una solución a las necesidades de ahorro de aquellos fuera de la edad de trabajar: las hipotecas inversas.
Según Javier San Martín, esto es "un préstamo hipotecario dirigido a personas mayores de 65 años que sean propietarios de vivienda". A cambio del valor de esa vivienda, la entidad financiera "entrega una cantidad de dinero de manera única o periódica". Es decir, si una casa está valorada en 100.000 euros y se estima que el prestatario podría vivir otros 10 años, el banco le entregará 10.000 euros cada año.
Esto ocurre hasta el fallecimiento. Entonces, los herederos podrán elegir si devolver el dinero al banco y recuperar la vivienda o cobrar lo que resta. Para poder devolver el dinero al banco pueden vender la vivienda o suscribir una nueva hipoteca para ir pagando poco a poco la deuda.
La hipoteca inversa es una manera de "dar liquidez a un activo más ilíquido". "Tenemos que pensar cómo desde todos los ámbitos podemos fomentar que las personas seamos más conscientes de que vamos a vivir más y que hay que empezar a ahorrar con lo que podamos", explica Marta González.