Como si encarnara a Mario Draghi en sus horas fuertes, Yi Gang hace suyo el ya famoso "lo que sea necesario" y el gobernador del banco central chino asegura que tiene munición de sobra. China tiene mucho margen de maniobra si empeora la guerra comercial, tiene un espacio "tremendo" para actuar.
En una entrevista en Bloomberg, el gobernador del Banco Popular de China, asegura que hay margen de actuación en tipos de interés, en el tipo de reserva y también en el conjunto de herramientas de política fiscal y monetaria: "Si algo malo sucede, nuestra política monetaria podría actuar en la dirección correcta".
Yi augura que en el próximo encuentro de los equipos negociadores de China y Estados Unidos en el G20 de Japón del próximo fin de semana, las conversaciones serán productivas, pero reconoce que el tema de la guerra comercial es "incierto y difícil". Por tanto, están preparados si la cosa empeora, sobre todo cuando la situación de la economía global arroja cada vez más incertidumbres y los rumores de recesión vuelven a coger fuerza.
El gobernador chino, que forma parte del equipo negociador de Pekín, reconoce que la guerra comercial podría presionar temporalmente la moneda china pero confía en que después el reminbi seguirá estable. Incluso, un poco de flexibilidad" en la moneda es bueno para las economías china y mundial.
"La guerra comercial tendría una presión temporal de depreciación sobre el reminbi, pero, después del ruido, el reminbi seguirá siendo muy estable y relativamente fuerte en comparación con las monedas de los mercados emergentes, incluso en comparación con las divisas convertibles", señala Yi en declaraciones a la agencia.
De momento, el yuan se ha debilitado hasta un 0,23%, a 6,9386 yuanes por dolar, tras los comentarios de Yi. La caída se ha estabilizado tras expresar las autoridades su apoyo a la divisa hasta situarse cerca de 7 yuanes por dolar, tasa que no toca desde la crisis financiera mundial. Aun así, acumula una pérdida del 2,5% en el último mes, uno de los peores comportamientos de la región asiática.
Respecto a la posibilidad de que Pekín esté considerando más estímulos fiscales para contrarrestar el efecto de la guerra comercial, confirma que es un escenario que todavía no se ha discutido.
Las armas de Pekín
Lo cierto es que China cuenta todavía con varias posibles opciones en la guerra comercial y como represalia al aumento de los aranceles estadounidenses sobre sus importaciones y que podrían perjudicar al país norteamericano.
El principal es el límite a la venta de tierras raras, tan necesarias para la fabricación de todo tipo de productos tecnológicos, pero también puede limitar las importaciones a varios productos y hacer sufrir al sector agrícola estadounidense, especialmente del trigo, maíz y cerdo. Limitaciones que de llegar se dirigirían directamente a una parte clave de la base electoral del presidente Donald Trump para 2020.
También se baraja la posibilidad de que eleve la presión sobre las empresas del país norteamericano que operan en China, con medidas como menores aprobaciones de bancos y mayores los controles de las importaciones.
Pekín también podría imponer sanciones a los aviones y vehículos estadounidenses, lo que dificulta la entrada de estos productos al mercado asiático. Además, podría ir más allá del comercio de bienes y servicios específicos, particularmente en los sectores de finanzas, turismo y cultura.
Otra opción comentada en el mercado podría incluir precisamente la depreciación de la moneda, porque una caída en el valor del yuan daría a las exportaciones chinas una ventaja comercial. Muchos han advertido también que China podría deshacerse de su deuda estadounidense, pero parece menos probable dado que es quien más tiene de la misma, por lo que acabaría perjudicando su propio balance.