De cara al Día Internacional de los Refugiados, que es este 20 de junio, repasamos los datos que ha publicado ACNUR en su nuevo informe. Este afirma que hay cerca de 70 millones de personas huyendo de la guerra, de la persecución, etcétera.
De cara al Día Internacional de los Refugiados, que es este 20 de junio, repasamos los datos que ha publicado ACNUR en su nuevo informe. Este afirma que hay cerca de 70 millones de personas huyendo de la guerra, de la persecución, etcétera. Los desplazados duplican el número de personas y un gran ejemplo actual y cercano es el de Venezuela.
Según María Jesús Vega, portavoz de ACNUR, la situación actual de Venezuela está viviendo el “mayor éxodo reciente de crisis” con unas cifras de desplazamiento de 4 millones de venezolanos que han dejado su país como refugiados. ACNUR ha conseguido hablar con aquellas personas de los países limítrofes a los que van los venezolanos y aseguran que los motivos que llevan a esta gente a irse son: “inseguridad, disturbios, persecución, violación de derechos humanos, un contexto socioeconómico durísimo, inflación elevada, no hay acceso a agua, comida, no hay acceso a medicinas…”. Asegura, también, que esta situación afecta a España ya que Venezuela “lleva 4 años encabezando la lista de solicitudes de asilo”.
Los refugiados tienen que rellenar una serie de solicitudes de asilo que no se conceden siempre, tienen que poseer unas características propias de la definición de “refugiado”. De todas las peticiones que se mandan, “solo se le han concedido al 24% de la gente, al resto son denegadas”. De hecho, en España hay peticiones de venezolanos sin resolverse desde hace 2 o 3 años.
ACNUR espera que los países europeos se pongan de acuerdo para crear mecanismos fiables, predecibles, una distribución equitativa.
En el mes de marzo, el gobierno lanzó un comunicado siguiendo las indicaciones de ACNUR de no devolver a los venezolanos contra su voluntad. Se crea, así, un estatuto humanitario para los que han pedido asilo y se les ha denegado. A estas personas se les da un permiso de residencia temporal de un año que el Ministerio de Interior puede renovar al terminar ese tiempo “si aún se encuentran en condiciones vulnerables, sobre todo si son mujeres, niños y personas mayores”.
Según María Jesús, se estima que el ritmo de salida de Venezuela es entre 3000 y 5000 personas cada día. Estas personas cruzan las fronteras con los países limítrofes como Colombia, Brasil y Perú, y sus respuestas “son impresionantes y muy generosas”. Vega afirma que “lo que hace falta es un mayor apoyo económico a esta región de parte de la comunidad internacional para mejorar escuelas e infraestructuras”.
En España hace falta una “reestructuración urgente” de las peticiones de asilo, aunque “realmente son números bajos. En el Mediterráneo hay muchas personas que se ahogan y es triste ver cómo se ha reducido la capacidad de búsqueda y rescate” Además, se han establecido limitaciones a las Organizaciones No Gubernamentales que se organizan y operan para rescatar vidas: “se les ha impuesto sanciones y decretos, como el de Italia de la semana pasada”.
ACNUR espera que los países europeos se pongan de acuerdo para crear nuevos mecanismos fiables, predecibles, que contengan una distribución equitativa. Vega afirma que “esto solo es la punta del iceberg, el 80% de los refugiados se encuentran en países en vías de desarrollo. Se quedan ahí porque por idioma y cultura les resulta mucho más fácil”. En el Líbano, por ejemplo, de los 5 millones de habitantes, un millón y medio son refugiados. En Uganda y en Etiopía, que se encuentran en la lista de países más desfavorecidos, también hay un millón de refugiados.
Existe un Pacto Mundial sobre Refugiados y aunque, según Vega, entiende que los gobiernos tengan la obligación de controlar la frontera, mantener una seguridad y un orden, “también tienen la obligación moral y legal de dar protección a las personas que llegan a sus fronteras”, al menos los países firmantes.
ACNUR estima necesario que estos refugiados lleguen “de manera ordenada”. Hay programas de reasentamiento, pero según María Jesús, deberán ser más regulares y sustanciosos, más humanitarios y más flexibles.
Vega añade una nota positiva a todo esto y es que le “impresiona la solidaridad de la gente y, sobre todo en España, es un motor”.