La economía del gigante asiático ha vuelto a sorprender al mercado y ha batido las previsiones del consenso del mercado hasta alcanzar un crecimiento del 6,9% frente al 6,7% del segundo trimestre de 2016.
La inversión pública ha contribuido a esta mejora ya que las empresas estatales invirtieron un 12% más que en los primeros seis meses de 2016, mientras que las privadas subieron un 7,2%.
Sin embargo, y pese a que el avance total de la inversión en activos fijos ha sido de un 8,6% interanual, el dato es menor al registrado entre enero y marzo, pero está por encima de lo previsto. Las malas noticias para Pekín se esperan para este segundo semestre, ya que los analistas prevén una desaceleración de la economía china.
Pero estos no son los únicos datos que han llegado desde el gigante asiático. El crecimiento de la inversión inmobiliaria en China creció en junio tras desacelerarse en mayo, lo que apunta que la inversión en el sector resiste a pesar de los intentos de Pekín de controlar la subida de precios de los inmuebles con una política restrictiva.
La inversión inmobiliaria es uno de los motores más importantes de la economía china, ya que tiene influencia en más de 40 sectores. La inversión en oficinas y espacios comerciales creció un 7,9% desde los 7,3% de mayo. Aunque, la expansión principal se produjo en el sector residencial.
Se han conocido muchas más cifras macro en China. Entre ellas las ventas al por menor que han subido un 10,4% interanual en el primer semestre. En términos mensuales el repunte ha sido de un 11%, es el ritmo de crecimiento más rápido desde diciembre de 2015. En cuanto a la producción industrial ha aumentado un 6,9% trimestral y un 7,6% interanual, el mejor comportamiento desde marzo.
En Corea del Sur, los empresarios muestran su preocupación por la subida del salario mínimo. La Confederación de empresas rechaza el acuerdo alcanzado en el país para elevar el salario mínimo un 16,4%, la mayor subida en casi 20 años. Señalan que esta decisión puede dañar a las pequeñas y medianas empresas y al empleo. Un comité conjunto de Gobierno, sindicatos y patronales han aprobado subir el salario mínimo por hora trabajada en 2018 hasta los 7.530 wones (6,66 dólares), un 16,4% más que lo acordó este 2017, que a su vez ya supuso un incremento de un 7%.