2017 y 2018 fueron dos años extremos en el mercado, el primero sin volatilidad y el segundo con demasiados movimientos. Y de fondo unos datos macroeconómicos que son sólidos, aunque lucen menos, una tendencia que va a continuar en 2019. "Aunque veamos volatilidad no se justificaría un mercado bajista", asegura Arroyo.
En el plano internacional, Arroyo cree que el impacto de la guerra comercial “es limitado”, pero aumentará “a medida que se mantenga en el tiempo, igual que el cierre del Gobierno en Estados Unidos”. Lo que sí tiene un tono más negativo es la confianza, que se refleja ya en la menor contratación e inversión de las empresas. A pesar de ello espera una temporada de resultados positiva.
"La situación económica de Estados Unidos no es la que reflejaban sus mercados en diciembre. Esperamos unos resultados empresariales entre el 5% y el 10%", explica.
En cuanto a las políticas de los bancos centrales, considera que todos estos motivos de incertidumbre han hecho que vayan a ser más relajadas. El BCE no va a subir tipos este año y la FED, si lo hace, no será antes del verano.