Asegura Sevilla que las dos entidades son complementarias, no sólo en cuanto al tipo de clientes y crédito concedido, sino en la propia red de oficinas, donde BMN aportará sucursales en puntos a los que Bankia llegaba con dificultad, como la zona sur del levante o las Islas Baleares.
Para ver realizada la integración de ambas entidades habrá que esperar hasta final de año por cuestiones legales, pero José Sevilla no espera que surja ningún problema. De hecho, confía en que durante la segunda mitad de 2017 empiecen a llegar ofertas que permitan pensar de nuevo en privatizar Bankia.
Una privatización que llegará cuando el Gobierno así lo quiera, puesto que es el accionista mayoritario a través del Frob (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), y que en todo caso arrojará pérdidas respecto a lo que se invirtió en el rescate de la entidad. De hecho, más allá de lo que se recupere, el Estado habrá perdido 1.000 millones de euros porque el valor en libros de BMN en teoría era mayor.
En el lado negativo, además, hay que sumar el plan de reestructuración que ahora llevará a cabo la compañía resultante, que según las primeras informaciones podría suponer el cierre de 120 oficinas y la salida de 1.300 empleados.