Madrugada sin demasiados movimientos en los índices bursátiles asiáticos, pero con gran protagonismo empresarial. Nuevo día de caídas para las compañías que mencionó el regulador chino en su última carta, en la que pide a HNA, Dalian Wanda, Anbang, Fosun y Zhejian Luosen (esta última empresa es la que intentó comprar el Milán club de fútbol a principios de año), que dejen de realizar compras en el extranjero tras adquirir préstamos gracias a los bancos estatales chinos. Le preocupa al gobierno chino que sus bancos (financiados casi por completo de forma pública) sean quienes contribuyen a la expansión de las empresas privadas. Además, en caso de que alguna sufriera algún tipo de revés, el impacto se lo llevarían directamente los balances de los bancos, a los que el Ejecutivo de Xi Jinping quiere dejar de inyectar dinero mes tras mes.
Todavía en China y en clave empresarial, Alibaba y Tencent Holdings serán dos de los nuevos inversores de China Unicom, que recibirá 10.000 millones de dólares de inversores privados para hacerse con una participación de esta compañía. La idea es que el Gobierno vaya vendiendo posiciones y desinvirtiendo de ciertas empresas.
En Estados Unidos, la administración Trump debe estar sorprendida. Mientras una compañía automovilística como Ford traslada a China la producción de su modelo Focus, es una compañía taiwanesa la que ha decidido invertir en terreno norteamericano. Foxconn Technology invertirá 10.000 millones de dólares en seis estados de Estados Unidos durante los próximos cinco años.
Terminamos en Japón, donde vuelve a ser centro de atención Toshiba. Ha pedido un mes más a los reguladores para evitar la bancarrota y lograr un acuerdo. Mes que le ha sido concedido para que negocie la oferta de 18.000 millones de dólares que Bain Capital ha hecho por su negocio de memorias flash. Existe cierto malestar en Japón ante el trato diferente que está recibiendo Takata (el fabricante de componentes para automóviles, que parece destinado a la quiebra) frente a Toshiba.